30 de agosto de 2008

Ta Yu / La Posesión de lo Grande


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Li, Lo Adherente, la llama
abajo Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo



El fuego en lo alto del Cielo alumbra a lo lejos, y todas las cosas pasan a la luz y se manifiestan. El débil trazo quieto ocupa el puesto de honor y todos los demás trazos, fuertes, están en correspondencia con él. Quien, ocupando un puesto elevado, es modesto y benévolo, lo obtiene todo como si acudiera a sus manos. *

*. El sentido de este signo concuerda con la palabra de Jesús: "Bienaventurados los mansos, pues ellos poseerán el reino de la Tierra."

EL DICTAMEN

La Posesión de lo Grande: Elevado Logro.

Los dos signos primarios indican que la fuerza y la claridad se unen. La Posesión de lo Grande está predeterminada por el destino y en correspondencia con el tiempo. ¿Cómo es posible que ese débil trazo tenga la fuerza suficiente como para retener y poseer a los trazos fuertes? Lo es gracias a su desinteresada modestia. Es éste un tiempo propicio. Hay fortaleza en lo interior, y claridad y cultura en lo exterior. La fuerza se manifiesta con finura y autodominio. Esto confiere elevado logro y riqueza. * *

** Podría pensarse que el signo "La Solidaridad", Nº 8, es más favorable todavía, puesto que allí un trazo fuerte reúne en su torno a los cinco débiles. No obstante, el Dictamen pronunciado en este caso: "Elevado Logro", es mucho más favorable. Esto se debe al hecho de que en aquel caso los solidarios reunidos por el fuerte gobernante son tan sólo simples súbditos, mientras que aquí el manso gobernante tiene a su lado únicamente a hombres fuertes y capaces que lo apoyan como ayudantes.

LA IMAGEN

El Fuego en lo alto del Cielo:
la imagen de La Posesión de lo Grande.
Así el noble frena el mal y fomenta el bien,
obedeciendo con ello la buena voluntad del Cielo.

El sol en lo alto del cielo que alumbra todo lo terrenal, es el símbolo de la posesión en gran escala. Mas semejante posesión ha de ser correctamente administrada. El sol saca a la luz del día lo malo y lo bueno. El hombre debe combatir y refrenar el mal y fomentar y favorecer el bien. Únicamente de este modo corresponde uno a la buena voluntad de Dios que sólo quiere el bien y no el mal.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Ninguna relación con lo dañino, esto no es un defecto.
Si permanece uno consciente de la dificultad,
quedará libre de defecto.

Una gran posesión que aún se encuentra en su período inicial y no ha sido atacada en modo alguno, permanece sin tacha; pues aún no se da la ocasión de cometer faltas. Pero hay muchas dificultades que deben vencerse todavía. Únicamente manteniendo alerta su conciencia ante tales dificultades llega uno a ser de verdad interiormente libre de toda posibilidad de arrogancia o malversación y ha prevenido así, en principio, toda posible falla.

Nueve en el segundo puesto significa:
Un gran carruaje para cargarlo.
Se puede emprender algo. Ningún defecto.

Una gran posesión consiste no sólo en la cantidad de bienes que uno tiene a su disposición, sino y ante todo en su movilidad y aplicabilidad. En este caso, podrá uno utilizarlos en bien de empresas a realizar y permanecerá libre de escrúpulos y de faltas. El gran carruaje que puede cargarse con muchas cosas y con el que puede viajarse lejos, sugiere la existencia de hábiles ayudantes que tiene uno a su lado, idóneos para su tarea. A gente así puede confiarse la carga de una gran responsabilidad, lo cual es realmente necesario cuando se trata de empresas importantes.

Nueve en el tercer puesto significa:
Un príncipe lo ofrenda al Hijo del Cielo.
Un hombre pequeño no sabe hacerlo.

Es cosa de un hombre magnánimo y de pensamiento libérrimo e] no considerar su posesión como propiedad exclusivamente personal y de ponerla más bien a disposición del soberano o del bien público. Adopta así un punto de vista correcto frente a la posesión que, en cuanto propiedad privada, jamás puede ser duradera. Un hombre de corazón estrecho, un hombre mezquino, ciertamente no es capaz de semejante actitud. En su caso una gran posesión acarrea daños, puesto que en vez de sacrificar él intenta conservar. *

* Se expresa aquí, con respecto a la posesión, el mismo principio fundamental que se manifiesta en la palabra: "Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará." S. Lucas, 17, 33.

Nueve en el cuarto puesto significa:
Establece una diferencia
entre sí y su prójimo.
No hay defecto.

Esto caracteriza una situación que surge entre vecinos ricos y poderosos y que acarrea peligro. Es cuestión entonces de no mirar ni a derecha ni a izquierda, sino de permanecer libre de envidia y del intento de lograr lo mismo que otros. Así quedará uno libre de falIas.**

** Una traducción diferente y generalmente aceptada diría: Él no confía en su abundancia. No hay defecto.
Así significada que uno se mantiene exento de defectos teniendo como si no tuviera.

Seis en el quinto puesto significa:
Aquel cuya verdad es afable y sin embargo digna,
tendrá ventura.

La situación es sumamente favorable. Sin coacción externa y sólo en virtud de una franqueza espontánea, conquista uno a los hombres, al punto de que también ellos respondan con simpatía y franca sinceridad.
No obstante, en tiempos de posesión de lo grande la mera mansedumbre no es suficiente, pues podría surgir, paulatinamente, la impertinencia. Esta aparición de la impertinencia ha de ser dignamente mantenida dentro de sus límites y entonces la ventura será cierta.

Al tope un nueve significa:
El es bendecido desde el Cielo. ¡Ventura!
Nada que no fuese propicio.

En la plenitud de la posesión y del poder conserva uno la modestia y honra al sabio que se mantiene apartado del ajetreo mundanal. Con tal actitud, se coloca uno bajo el influjo de las bendiciones que llegan del cielo, y todo irá bien.
Confucio dice acerca de este trazo: "Bendecir significa ayudar. El Cielo ayuda al que se entrega, los hombres ayudan al veraz. Quien se conduce con veracidad y es abnegado en su pensar, y además tiene en alta estima a los dignos, ése recibe la bendición del Cielo. Encuentra Ventura y no hay nada que no sea propicio."

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

T'ung Jen / Comunidad con los Hombres



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo
abajo Li, Lo Adherente, la llama



La imagen del signo primario superior, Ch'ien, es el Cielo, la del inferior, Li, es la llama. Por su naturaleza el fuego llamea hacia arriba, hacia el cielo. Esto sugiere la idea de comunidad. Es la segunda línea la que, gracias a su carácter central, reúne en torno de silos cinco trazos fuertes. Este signo es un opuesto complementario del Nº 7, El Ejercito. Allí: en lo interior peligro, en lo exterior obediencia como cualidad esencial del ejercito beligerante, el cual requiere para su cohesión a alguien fuerte entre los muchos débiles. Aquí: en lo interior claridad, en lo exterior fuerza, como cosa esencial para la pacifica unión de los hombres, que para su cohesión requiere a uno que sea blando entre los muchos firmes.

EL DICTAMEN

Comunidad con hombres en lo libre: éxito.
Es propicio atravesar las grandes aguas.
Propicia es la perseverancia del noble.

La real comunidad entre los hombres ha de llevarse a cabo sobre la base de una participación cósmica. No son los fines particulares del yo, sino las metas de la humanidad lo que produce una duradera comunidad entre los hombres: por eso esta dicho: comunidad con hombres en lo libre tiene éxito. Cuando predomina la unión de este tipo, pueden llevarse a cabo aun las tareas difíciles y peligrosas, como el cruce de las grandes aguas. Mas para poder encaminar la existencia de tal comunidad, hace falta un conductor perseverante y esclarecido, cuyas metas sean claras, evidentes y entusiasmadoras y a las que sepa convertir en realidad, con toda energía. (El trigrama interior significa claridad, el exterior fuerza.)

LA IMAGEN

Cielo junto con fuego:
la imagen de La Comunidad con los Hombres.
Así estructura el noble las tribus y discrimina las cosas.

El cielo posee la misma dirección de movimiento que el fuego, y, sin embargo, se distingue de este. Así como los cuerpos luminosos del cielo sirven para la partición y estructuración del tiempo, también la sociedad humana y todas las cosas que realmente forman conjuntos, han de estar orgánicamente estructuradas. La comunidad no ha de ser una mezcla de individuos ni una mezcla de cosas -esto seria caos y no comunidad-, sino que requiere una estructurada diversificación si es que ha de conducir al orden.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Comunidad con hombres en el portal. Ningún defecto.

El comienzo de una unión de hombres debe tener lugar ante la puerta. Todos se hallan igualmente próximos entre si. Todavía no existen aspiraciones particulares de ninguna especie, y así no se comete falta alguna. Los fundamentos de toda unión han de ser accesibles de igual modo a todos los participantes. Eventuales convenios secretos acarrean desventura.

Seis en el segundo puesto significa:
Comunidad con hombres en el clan: humillación.

Aquí aparece el peligro de un partido separatista, basado en intereses personales y egoístas. Semejantes partidismos exclusivistas, que no ofrecen lugar a todos, que necesariamente condenan a una parte de los hombres con el fin de juntar a los restantes, tienen su origen en motivos bajos y, por lo tanto conducen, a la larga, a la humillación.

Nueve en el tercer puesto significa:
Esconde armas en el matorral,
sube a la alta colina que está delante.
Durante tres años no se levanta.

La comunidad se ha convertido en desconfianza. Uno recela de los demás, establece una emboscada secreta y trata de espiar al otro desde lejos. Tiene que habérselas con un adversario duro sobre el que no se puede triunfar de este modo. Quedan señalados aquí obstáculos que obstruyen el camino hacia la comunidad con otros. Uno mismo abriga segundas intenciones, y ocasionalmente trata de ganarle al otro por sorpresa. Pero esto precisamente es lo que provoca la desconfianza: trata uno de descubrir las mismas astucias también en el adversario e intenta encontrarlas mediante el espionaje. En consecuencia se aleja cada vez más de una verdadera comunidad. Cuanto más dure este estado tanto más se alejará uno convirtiéndose en un extraño.

Nueve en el cuarto puesto significa:
El sube a su muralla, no puede atacar. ¡Ventura!

En este punto, viene acercándose la reconciliación después de la desavenencia. Ciertamente subsisten todavía murallas separadoras, desde cuya altura se enfrentan unos con otros. Pero las dificultades son demasiado grandes. Uno experimenta una emergencia, y esta emergencia lo hace reflexionar. No es posible luchar, y en eso precisamente se basa la ventura.

Nueve en el quinto puesto significa:
Los hombres en comunidad primero lloran y se lamentan, pero luego ríen.
Después de grandes luchas logran encontrarse.

Se trata de dos personas exteriormente separadas, pero unidas en sus corazones. Sus posiciones, en la vida los mantienen separados. Se levantan entre ellos muchos obstáculos e impedimentos que los entristecen. Pero no permiten que ningún obstáculo los desuna, y permanecen fieles el uno al otro. Y aunque la superación de tales obstáculos involucre graves luchas, ellos vencerán, a pesar de todo, y entonces su tristeza se transformará en alegría una vez que puedan reencontrarse.

Kung Tse dice al respecto:
"La vida conduce al hombre serio por abigarrados y tortuosos senderos.
A menudo frena la fuerza de la andanza, luego vuelve a enderezarse.
Ya un elocuente contenido logra verterse libremente en palabras,
Ya la pesada carga del saber debe encerrarse en el silencio.
Mas allí donde dos hombres están acordes en lo honda de su corazón.
Quiebran la fortaleza aun de bronces o aceros.
Y allí donde dos hombres se entienden plenamente en lo hondo de su corazón,
Sus palabras son dulces y fuertes como aroma de orquídeas."


Al tope un nueve significa:
Comunidad con hombres en la pradera: no hay arrepentimiento.

Aquí falta la cálida adhesión del corazón. En verdad el afectado ya se encuentra más allá de la comunidad con otros. Pero uno se adhiere. La comunidad no abarca a todos, sino tan sólo a los que exteriormente conviven juntos. La pradera es el campo de pastoreo delante de la ciudad. La última meta de la unión de la humanidad no se ha alcanzado aquí todavía. Pero uno no tiene por qué reprocharse nada. Se adhiere a la sociedad sin objetivos particulares.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

P'i / El Estancamiento


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo
abajo K'un, Lo Receptivo, la Tierra




Este signo es el opuesto exacto del anterior. El Cielo, en lo alto, se va retirando cada vez más hacia las simas. Las fuerzas creativas se mantienen desconectadas. Es el tiempo del estancamiento, de la decadencia. El signo se adjudica al séptimo mes (agosto-septiembre), período cuando el año ya ha
sobrepasado su punto de culminación y viene preparándose el marchitamiento otoñal.


EL DICTAMEN

El Estancamiento.
Hombres malignos no favorecen

la perseverancia del noble.

Lo grande se va, llega lo pequeño.

Cielo y Tierra no mantienen trato entre sí todas las cosas se vuelven rígidas. Los superiores y los inferiores carecen de mutua relación, y confusión y desorden reinan sobre la tierra. En lo interior está lo oscuro, y lo luminoso se halla afuera; en lo interior hay debilidad, afuera dureza: en lo interior se hallan los vulgares los nobles se encuentran afuera. La índole de los vulgares está en ascenso, la índole de los nobles está en mengua. Los nobles, empero, no se dejan inducir a error en lo que concierne a sus principios. Aun cuando ya no les queda ninguna posibilidad de acción, siguen siendo leales a sus principios y se retira, ocultándose.

LA IMAGEN
 

Cielo y Tierra no se unen: la imagen del estancamiento.
Así el noble se retira, refugiándose en su valer interior,

con el fin de eludir dificultades.

No permite que le honren con ingresos.


Cuando en la vida pública reina una mutua desconfianza, a raíz de la influencia que ejercen los vulgares, resulta imposible toda acción fructífera, puesto que es falsa la base. Por eso el noble bien sabe lo que debe hacer en tales circunstancias. No se deja seducir por brillantes ofertas con las que se pretende hacerlo participar en la actividad pública; ésta sólo sería peligros para él, ya que se sentiría incapaz de unirse a las infamias de los demás. Por esta causa esconde sus méritos y se retira manteniéndose oculto.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Cuando uno arranca faláridas, salen adheridas hierbas del césped.

Cada cual a su manera.

La perseverancia trae ventura y éxito.


El texto es casi el mismo que el de la primera línea del signo anterior, sólo que en un sentido inverso. Alí uno arrastra al otro consigo en su retirada de la vida pública. Por eso en este caso el texto no dice “las empresas aportan ventura”, sino “la perseverancia aporta ventura y éxito”. Únicamente por el hecho de saber uno cómo retirarse a tiempo cuando las posibilidades de acción ya no existen, se elude la humillación y se obtiene éxito en un sentido superior, gracias a la capacidad de salvaguardar la personalidad en su verdadero valor.

Seis en el segundo puesto significa:
Ellos soportan y toleran,
esto significa ventura para los vulgares.
Al gran hombre el Estancamiento le sirve para el logro.


Los vulgares se muestran dispuestos a adular de un modo rastrero a sus jefes. Tolerarían también al noble si éste les ayudara a disipar la confusión. Sería la salvación para ellos. El gran hombre, empero, soporta con calma las consecuencias del estancamiento. Él no se mezcla a las hordas de los vulgares. Su lugar, no está entre ellos. De este modo, asumiendo personalmente el sufrimiento, procura éxito a sus principios.

Seis en el tercer puesto significa:
Ellos sobrellevan la vergüenza.


Los vulgares que han alcanzado ilegítimamente sus posiciones, sienten que no están a la altura de la responsabilidad que han asumido. Así comienzan –por lo pronto sin dar muestras de ello hacia fuera- a avergonzarse en secreto. Este es el principio de un viraje hacia la mejoría.

Nueve en el cuarto puesto significa:
Quien obra obedeciendo la orden del Altísimo

permanece sin falla.

Los que congenian con él disfrutarán de la bendición.

El tiempo del estancamiento se aproxima a un vuelco. El hombre que desea restaurar el orden, ha de sentirse llamado a hacerlo y gozar del necesario prestigio. Quien quisiera imponerse como restaurador por su propia voluntad y decisión, podría ocasionar errores y fracasos. Pero el que está predestinado verá que las condiciones del momento favorecen, y su bendición será compartida por todos los que profesen las mismas ideas.

Nueve en el quinto puesto significa:
El Estancamiento cede. ¡Ventura para el gran hombre!

“¡Y si se malograra, si se malograra!”
De éste modo lo ata a un haz de vástagos de morera.


El tiempo cambia. Ha llegado el hombre justo capaz de restaurar el orden. Por lo tanto: ¡Ventura! Mas precisamente tales tiempos de transición requieren el temor y temblor. El éxito se afirmará únicamente en virtud de una extrema preocupación que sin cesar imponga la reflexión: “’Y si se malograra!” Cuando se trunca de un tajo a un arbolillo de morera, brota de su raíz una serie de retoños particularmente firme. Por ese motivo la consolidación del éxito se simboliza mediante la imagen de atarlo a una mata de vástagos de morera. Confucio dice al respecto: “Surge peligro allí donde uno se siente seguro en su sitio. Amenaza el hundimiento donde uno trata de conservar su perduración. Surge la confusión allí donde uno mantiene todo en orden. Por eso el noble, cuando se siente seguro, no olvida el peligro, ni olvida el hundimiento cuando siente estabilidad, ni la confusión cuando lo rodea el orden. De tal modo logra su propia seguridad y también se preserva el reino.”

Al tope un nueve significa:
El estancamiento cesa.

Primero estancamiento, luego ventura.


El estancamiento no dura eternamente. Es cierto que no cesa por sí mismo; antes bien es necesario que aparezca el hombre adecuado que le pondrá fin. Es esta la diferencia entre La Paz y El Estancamiento: La Paz requiere para mantenerse un duradero esfuerzo; abandonada a sí misma se convertiría en estancamiento y decadencia. El tiempo de decadencia, en cambio, no se convierte por sí mismo en paz y florecimiento, sino que requiere un esfuerzo para ser eliminado. Con ello se señala la actitud creadora del hombre, indispensable para que el mundo alcance el orden.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9