23 de junio de 2008

T’ai / La Paz


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:


arriba K'un, Lo Receptivo, la Tierra
abajo Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo


Lo Receptivo, cuyo movimiento se dirige hacia abajo, está arriba; Lo Creativo, cuyo movimiento se dirige hacia arriba, se sitúa abajo. Por lo tanto sus influjos se encuentran uno a otro, se relacionan armoniosamente, y así todos los seres florecen y prosperan. El signo se adjudica al primer mes (febrero-marzo), durante el cual las fuerzas de la naturaleza preparan una nueva primavera.

EL DICTAMEN

La paz. Lo pequeño se va, llega lo grande.
¡Ventura! ¡Éxito!

En la naturaleza, este signo alude a una época en la cual, por así decirlo, reina el cielo sobre la tierra. El Cielo se ha colocado por debajo de la Tierra. Así sus fuerzas se unen en íntima armonía. De ello emana paz y bendición para todos los seres. En el mundo humano se trata de una época de concordia social. Los encumbrados condescienden con los de abajo. Y los de abajo, los inferiores, abrigan sentimientos amistosos para con los elevados, y así llega a su término toda contienda.
En lo interior, en el centro, en el puesto decisivo, se halla lo luminoso; lo oscuro está afuera. Así lo luminoso actúa con vigor y lo oscuro se muestra transigente. De este modo ambas partes obtienen lo que les corresponde. Cuando, en la sociedad, los buenos ocupan una posición central y tienen el gobierno en sus manos, también los malos experimentan su influjo y se vuelven mejores. Cuando, dentro del hombre, reina el espíritu que procede del cielo, su influjo abarca también a la sensualidad y ésta obtiene así el sitio que le corresponde. Las líneas individuales ingresan en el signo desde abajo, y arriba vuelven a abandonarlo: de este modo los pequeños, los débiles, los malos están yéndose, y ascienden los grandes, los fuertes, los buenos. Este hecho es fuente de ventura y éxito.

LA IMAGEN

Cielo y Tierra se unen: la imagen de La Paz.
Así reparte y completa el soberano
el curso de cielo y tierra,
fomenta y ordena los dones de cielo y tierra,
con lo cual asiste al pueblo.

Cielo y tierra cultivan su trato y unen sus efectos. Esto da por resultado una época general de florecimiento y prosperidad. Semejante corriente de energía ha de ser regulada por el soberano de los hombres. Este lo lleva a cabo mediante la distribución. Así el tiempo indiferenciado, de acuerdo con la secuencia de sus fenómenos, es subdivido por el hombre en estaciones del año y , en virtud de definiciones humanas, el espacio que todo lo abarca aparece diferenciado por puntos cardinales. De esta manera la naturaleza, con su avasalladora plenitud de fenómenos, se ve limitada y controlada. Por el otro lado, es necesario estimular a la naturaleza en lo que produce. Esto sucede cuando se adapta su producción a la época que le corresponde y al lugar correcto, pues con ello se incrementa el rendimiento natural. Tal actividad de estímulo y sujeción de la naturaleza constituye una labor que redunda en beneficio del hombre.*

* La misma idea se encuentra expresada en estos versos de Goethe:
Para encontrarte en lo infinito
has de diferenciar para luego juntar.


LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Cuando se arranca faláridas, sale adherida la hierba del césped.
Cada cual a su manera. Las empresas traen ventura.

En épocas de florecimiento todo hombre capaz que es llamado a desempañar un puesto, arrastra consigo, inmediatamente, a otros de igual disposición, así como cuando uno arranca finas faláridas, las extrae junto con un manojo de briznas o tallos unidos entre sí por las raíces. En semejantes épocas, al presentarse la oportunidad de actuar en gran escala, el designio del hombre capacitado es abrirse camino en la vida y realizar algo.

Nueve en el segundo puesto significa:
Soportar a los incultos con benevolencia,
atravesar el río resueltamente,
no descuidar lo lejano,
no tomar en consideración a los compañeros:
así tal vez se logre andar por el camino del medio.

En tiempos de florecimiento es importante, antes que nada, poseer la grandeza interior necesaria para soportar a la gente imperfecta. Pues para un gran maestro no existe ningún material estéril. No hay nada que no le sirva para algo. Sin embrago, esta magnanimidad no implica, en modo alguno, negligencia o debilidad. Precisamente en épocas de florecimiento debe uno hallarse dispuesto para atreverse a afrontar aun empresas peligrosas como el cruce de un río, en caso necesario. Del mismo modo es cuestión de no descuidar lo lejano, sino de ocuparse más bien, escrupulosamente, de todos los detalles. Sobre todo debe uno cuidarse de caer en partidismos, o bajo el dominio de facciones. Pues aun cuando se destaquen el mismo tiempo quienes profesen las mismas ideas, no deben formar un partido basado en esa mutua solidaridad; antes bien cada uno ha de cumplir con su propio deber. Estos cuatro factores sirven para superar el peligro subrepticio del paulatino relajamiento que acecha en todo período de paz, y de este modo se conquistará el justo camino medio para actuar.

Nueve en el tercer puesto significa:
Ningún llano al que no siga un declive,
ninguna ida a la que no siga el retorno.
Sin defecto es quien se mantiene perseverante frente al peligro.
No te lamentes de ésta verdad,
disfruta la dicha que todavía posees.

Todo lo terrenal está sujeto al cambio. Al florecimiento le sigue la decadencia. He aquí la ley eterna que rige sobre la tierra. Si bien puede hacerse que lo malo retroceda, no es posible eliminarlo en forma duradera. Volverá. Esta convicción podría provocar melancolía, pero es necesario que esto no suceda. Sólo ha de servir a fin de que uno no se deje encandilar por la dicha. Teniendo presente el peligro, uno perseverará y no cometerá ninguna falta. Mientras la esencia interior del hombre se mantenga más fuerte y más plena que la dicha externa, mientras interiormente mantengamos nuestra superioridad frente al destino, la dicha seguirá siéndonos fiel.

Seis en el cuarto puesto significa:
El desciende aleteando, sin jactarse de su riqueza,
en unión con su prójimo, sin malicia y veraz.

En épocas de mutua confianza, los de elevada posición, con toda sencillez y sin hacer caso de sus riquezas, se juntan con los de abajo. Esto no sucede por imposición de las circunstancias, sino correspondiendo a una disposición íntimamente sentida. En tales casos la aproximación se da con toda espontaneidad, puesto que se basa en una profunda convicción interior.

Seis en el quinto puesto significa:
El soberano I concede su hija en matrimonio.
Esto trae bendición y elevada ventura.

El soberano I es Tang *, el consumador y perfeccionador. Él había determinado que las princesas imperiales, a pesar de ocupar un rango más elevado que los esposos a quienes se daban en matrimonio, debían obedecer a sus esposos como lo hacían otras esposas. También en este caso se alude a una unión realmente modesta entre alto y bajo, destinada a aportar felicidad y bendición.

Al tope un seis significa:
La muralla se desploma de vuelta al foso.
Ahora no emplees ejércitos.
En la propia ciudad proclama tus órdenes.
La perseverancia trae humillación.

El cambio, al que ya se alude en el centro del signo, se ha producido. La muralla de la ciudad vuelve a caer en el foso del cual había sido extraída. Se desencadena el desastre. En este caso es cuestión de someterse al destino, de no pretender detenerlo con una resistencia violenta.
Lo único que queda por hacer es resguardarse, en el seno del círculo más estrecho. Si, como es usual, pretendiera uno perseverar en una tenaz resistencia al mal, el derrumbe sería peor aún y su consecuencia sería la humillación.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Lü / El Porte



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:


arriba Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo
abajo Tui, Lo Sereno, el lago


El Porte representa, por una parte, el modo correcto de conducirse. Arriba se halla el Cielo, el padre; abajo el lago, la menor de las hijas. Esto muestra la diferencia entre alto y bajo, una distinción que constituye el fundamento de la compostura, la tranquilidad, el comportamiento correcto en la sociedad. Lü, en el sentido de pisada, significa literalmente: pisar sobre algo. Lo sereno, que es pequeño, pisa sobre lo fuerte que es grande. El movimiento de ambos signos primarios o trigramas se dirige hacia arriba. El que lo fuerte pise lo débil es algo obvio y no encuentra mención especial en el Libro de las Mutaciones. El pisar por parte de lo débil, su porte frente a lo fuerte, no resulta con todo peligroso, pues ocurre con alegre serenidad, sin arrogancia; de este modo lo fuerte no se irrita sino que más bien lo deja hacer, con benevolencia.

EL DICTAMEN

Pisar la cola del tigre.
Este no muerde al hombre. Éxito.

La situación es en verdad difícil. Lo más fuerte y lo más débil se encuentran en contacto directo. Lo débil le pisa los talones a lo fuerte y se entretiene provocándolo. Pero lo fuerte lo deja hacer y no le hace daño alguno, pues el contacto es alegre y nada hiriente. La situación humana es esta: uno tiene que habérselas con personas salvajes, inabordables. En este caso el objetivo deseado se alcanza si en su porte, en su conducta, se atiene uno a las buenas costumbres. Las formas de conductas buenas y gratas conquistan el éxito aun en el caso de enfrentarse con gente irritable.

LA IMAGEN

Arriba el Cielo, abajo el lago: la imagen del Porte.
Así distingue el noble entre alto y bajo
y afirma con ello el sentido del pueblo.

El cielo y el lago revelan una diferencia de altura que se ha producido por sí misma conforme a la naturaleza de ambos; por lo tanto ninguna forma de envidia enturbia esta relación. Así también en el seno de la humanidad tiene que haber diferencias de nivel. Es imposible lograr que la igualdad general sea una realidad. De lo que se trata es que las diferencias de rango en la sociedad humana no sean arbitrarias e injustas, pues de otro modo la envidia y la lucha de clases será consecuencia inevitable. Si, en cambio, las diferencias de rango externas responden a una justificación interior, y si la dignidad interior forma la pauta para el rango externo, reinará la calma entre los hombres y la sociedad logrará el orden.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Porte sencillo. Progreso sin defecto.

Se encuentra uno en una situación en la cual todavía no lo comprometen los deberes del trato. Si se comporta con sencillez, permanecerá libre de compromisos sociales y podrá dedicarse con toda tranquilidad a las inclinaciones de su corazón, puesto que nada exigirá de los hombres y se mostrará contento. Pisar significa no detenerse, sino más bien seguir la marcha. Uno se encuentra en una posición inicial muy insignificante, pero posee la fortaleza interior que garantiza el progreso. Si se conforma con lo sencillo, podrá progresar sin defecto alguno. Cuando alguien no encuentra sosiego a raíz de su condición modesta, pretenderá avanzar y será ambicioso e inquieto; con su comportamiento se empeñará en escapar de su condición inferior, de la pobreza, y no en razón de su deseo de realizar algo. Una vez alcanzada la meta, se volverá con seguridad soberbio y hará ostentación de su prosperidad. De ahí que su progreso adolecerá de defectos. El hombre capaz e inteligente, en cambio, se mostrará contento en su porte sencillo. Sólo desea progresar con el fin de realizar algo. Si de este modo llega a la meta, logrará realizar su obra y todo marchará debidamente.

Nueve en el segundo puesto significa:
Pisar en llana y sencilla vía.
La perseverancia de un hombre oscuro trae ventura.

Se alude aquí a la situación de un sabio solitario. Este se mantiene apartado del bullicio mundanal, no busca nada, no quiere nada de nadie, no se deja encandilar por objetivos seductores. Permanece leal a sí mismo, y así atraviesa la vida recorriendo un camino llano y sin que nadie lo moleste. Como es sobrio y dócil y no desafía al destino, permanece libre de complicaciones.

Seis en el tercer puesto significa:
Un tuerto puede ver, un tullido puede pisar.
Pisa la cola del tigre. Este muerde al hombre. ¡Desventura!
Un guerrero actúa así en bien de su gran príncipe.

Un tuerto ciertamente puede ver, pero su vista no le alcanza para obtener una visión clara. Un tullido ciertamente puede pisar, pero ello no le alcanza para avanzar. Cuando alguien afectado de tales debilidades se tiene no obstante por fuerte, y en consecuencia avanza hacia el peligro, atraerá sobre sí la desgracia, puesto que se embarcará en una empresa que va más allá de sus fuerzas. Esta manera intrépida de embestir sin tener cuenta las propias fuerzas, puede a lo sumo aceptarse cuando se trata de un guerrero que lucha por su gran príncipe.

Nueve en el cuarto puesto significa:
El pisa la cola del tigre.
Cautela y circunspección conducen finalmente a la ventura.

Se trata de una empresa riesgosa. Existe la fuerza interior necesaria para llevarla a cabo. Pero esta fuerza interior se combina hacia afuera con una cautela vacilante, a diferencia del trazo anterior que siendo interiormente débil, arremete sin embargo hacia el exterior. Así, en este caso, queda asegurado el éxito final, que consiste en el hecho de imponer uno su voluntad, vale decir de superar el peligro mediante el recurso de seguir avanzando.

Nueve en el quinto puesto significa:
Porte decidido.
Perseverancia, con conciencia del peligro.

Se trata del regente de todo el signo. Se ve uno forzado a adoptar un porte resuelto, a pisar con decisión. Pero al proceder así debe tenerse siempre presente el peligro que implica semejante porte decidido, sobre todo si uno persevera en ello. Únicamente la conciencia del peligro hace posible el éxito.

Al tope un nueve significa:
Contempla tu porte y examina las señales favorables.
Si todo es perfecto, advendrá una elevada ventura.

La obra llegó a su término. Si se quiere saber si tendrá consecuencias venturosas, contémplense retrospectivamente el propio comportamiento y las consecuencias que ha tenido. Si los efectos fueron buenos, la ventura queda asegurada. Nadie se conoce a sí mismo.
Sólo por las consecuencias de su actuación, por los frutos de las obras, podrá apreciarse cuánto es dable esperar.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Hsiao Ch’u / La Fuerza Domesticadora de lo Pequeño



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Sun, Lo Suave, el viento
abajo Ch'ien, Lo Creativo, el Cielo



El signo representa lo pequeño, la fuerza de lo sombrío, que retiene, amansa, refrena. En el cuarto puesto, el del ministro, hay, un trazo débil que mantiene sujetos a todos los restantes trazos que son fuertes. Visto desde el ángulo de la imagen simbólica, es el viento que sopla en lo alto del cielo. Refrena el aliento ascendente de Lo Creativo, las nubes, a fin de que se condensen. Pero no es lo suficientemente fuerte como para provocar acto seguido su precipitación. El signo da una constelación en la cual, pasajeramente, lo fuerte se ve dominado, refrenado por lo débil. Esto, si ha de verse acompañado por el éxito, sólo puede lograrse mediante la suavidad.

EL DICTAMEN

La Fuerza Domesticadora de lo Pequeño tiene éxito.
Densas nubes, ninguna lluvia de nuestra región del Oeste.

La parábola procede de las condiciones reinantes en la China durante la época del rey Wen. ÉL era oriundo de Occidente, pero en esa época se encontraba en la región oriental, en la corte del Gran Soberano, el rey tirano Chou Hsin. El momento para actuar en grande aún no había llegado. Tan sólo podía refrenar al tirano en cierta medida valiéndose de palabras amables. De ahí la imagen de abundantes nubes que se levantan prometiendo al país humedad y, bendición, pero sin que por el momento se precipite lluvia alguna. La situación Río es desfavorable. Hay, perspectivas de éxito final. Pero todavía quedan obstáculos en el camino. Sólo es posible realizar trabajos preparatorios. Así únicamente mediante los pequeños recursos que brindan las palabras de persuasión, amables, puede obtenerse algún efecto. La época de la acción penetrante en gran medida aún no ha llegado. Sin embargo, se consigue por lo menos ejercer, en una medida limitada, una acción refrenadora, amansadora. Al proceder de este modo y para lograr uno imponer su voluntad, hace falta una firme decisión en lo interior y una suave adaptación en lo exterior.

LA IMAGEN

El viento recorre el cielo:
la imagen de la Fuerza Domesticadora de lo Pequeño.
Así el noble va refinando la forma exterior de su naturaleza.

El viento, si bien va juntando las nubes en el cielo, como solo es aire y, no posee un cuerpo sólido, no produce efectos grandes, duraderos. Así también al hombre, en épocas que no permiten una gran acción hacia afuera, sólo le queda la posibilidad de refinar en lo pequeño las manifestaciones de su naturaleza.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Retorno al camino. ¡Cómo podría ser una falla! ¡Ventura!

Forma parte de la característica de lo fuerte arremeter hacia adelante. Pero con ello lo fuerte entra en el terreno de los refrenamientos, de la inhibición. Por eso retorna hacia el camino que corresponde a su situación y donde se siente libre para avanzar o retroceder. Es bueno y razonable no pretender obtener algo a la fuerza, violentamente; esto, conforme a la naturaleza del asunto, trae ventura.

Nueve en el segundo puesto significa:
Se deja arrastrar hacia el retorno. ¡Ventura!

De primer intento uno quisiera avanzar. Pero aún antes de progresar se observa, en el ejemplo que da otra gente de índole igual a la de uno, que ese camino se halla obstaculizado. Un hombre sensato, decidido, no se expondrá en un case semejante a un rechazo personal, sino que,'unto con los otros de igual condición y actitud, sabrá retirarse cuando no sea el momento para que la ambición avance. Esto trae ventura porque de esta manera no se pone en juego a sí mismo.

Nueve en el tercer puesto significa:
Al carruaje se le saltan los rayos.
El hombre y la mujer tuercen los ojos.

Aquí se hace la tentativa de avanzar violentamente, debido a que uno tiene conciencia de que el poder refrenador es bastante débil. Mas, puesto que conforme a las circunstancias dadas,.lo débil de hecho está en posesión del poder, semejante intento de avanzar por sorpresa necesariamente se malogra. Circunstancias exteriores impiden el progresar, así como un carro no puede avanzar si se le saltan los rayos de las ruedas. Uno no hace caso, todavía, de esa señal del destino. Surgen por lo tanto enojosas controversias como entre dos cónyuges. Esto, por cierto, no es una situación favorable: pues aun cuando debido a las condiciones dadas la parte más débil logre el dominio, la cosa se complica con demasiadas dificultades corno para que el efecto pueda resultar grato. En consecuencia, lo fuerte tampoco puede utilizar su fuerza ejerciendo un influjo correcto sobre lo que lo rodea. Ha experimentado un rechazo allí donde esperaba tina fácil victoria, y con ello se ha comprometido, en cierta medida.

Seis en el cuarto puesto significa:
Si eres veraz desaparece la sangre y retrocede la angustia.
Ninguna falla.

Ocupando uno un cargo difícil y pleno de responsabilidad deberá domesticar al poderoso a quien asiste como guía, de tal manera que termine por hacerse lo que corresponde. En ello reside un gran peligro que hace que hasta pueda temerse un derramamiento de sangre. Pero el poder de una abnegada veracidad es más grande que todos estos obstáculos; es tal la impresión que causa que uno lleva a cabo con éxito sus esfuerzos, con lo que se desvanece todo peligro de derramamiento de sangre y toda angustia.

Nueve en el quinto puesto significa:
Si eres veraz y leal en la alianza,
eres rico en tu prójimo.

La lealtad conduce a una fume alianza porque se basa en una complementación mutua. En el integrante más débil de la situación la lealtad es la entrega; en el más fuerte, la confiabilidad. Esta complementación mutua conduce a una verdadera riqueza que se manifiesta plenamente en el hecho de que uno no la guarde para sí, sino que la posea en común con su prójimo. Alegría compartida es doble alegría.

Al tope un nueve significa:
Llega la lluvia, llega el sosiego.
Esto se debe a la permanente acción del carácter.
La mujer cae en peligro debido a su perseverancia.
La luna está casi llena. Si el noble prosigue, llegará la desventura.

Se ha obtenido el éxito. El viento ha juntado la lluvia. Se ha alcanzado una firme posición. Esto se ha llevado a cabo mediante una paulatina acumulación de pequeños efectos que resultan de la veneración brindada a un carácter superior. Sin embargo, un éxito logrado así pieza por pieza requiere una gran cautela. Si uno se abandonara ahora a la ilusión de seguridad, basada en ese éxito, sería peligroso. Lo femenino, lo débil que ha alcanzado la victoria no debe jamás apoyarse tenazmente en el triunfo. Esto atraería el peligro. La fuerza sombría de la luna llega a su máximo al hallarse casi llena. Cuando como luna llena se opone directamente al sol, su mengua es inevitable. En tales circunstancias es necesario conformarse con lo alcanzado. Seguir avanzando antes de llegar el momento debido, traería desventura.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9