29 de septiembre de 2010

La forma apropiada de consultar


Una de las preguntas recurrentes en torno al I, es la forma apropiada de consultarlo.

Esta "forma" se refiere a la actitud general del consultante, a la preparación previa, al entorno, a la forma de plantear o redactar la pregunta, etc.
Se indica que no deben hacerse preguntas frívolas, que no deben hacerse preguntas que necesariamente refieran a respuestas por si o por no, que no deben repetirse las preguntas, que debe tenerse una decisión ya tomada y luego realizar la pregunta, etc.

En el I Ching, El Clásico Oráculo Chino, de Rudolf Ritsema y Stephen Karcher se lee:

"... El I Ching es una guía para tomar decisiones en aquellas situaciones en que el flujo de la vida está perturbado. Te ayuda a ver las fuerzas que están operando, cómo pueden desarrollarse y de qué modo te es posible relacionarte con ellas.
Descompone tu punto de vista y abre nuevas visiones esclarecedoras.
El impulso de consultar al Oráculo surge cuando te sientes enmarañado en algo que escapa a los métodos habituales para resolver problemas.
La resistencia, la renuencia, la ansiedad, un deseo ferviente, la sensación de que hay algo oculto o confuso, la necesidad de contar con más información, la percepción de una oportunidad importante, la necesidad de sentirte en contacto con algo más grande que tú: todo eso indica que te hace falta ver hacia atrás o ver a través de la situación. El Oráculo puede abrirte esta perspectiva más profunda; la responsabilidad y la decisión siguen estando en tus manos.
La formulación de la pregunta consta de dos partes. La primera es un exámen de la psiquis. Busca los sentimientos, las imágenes y las experiencias que se hallan bajo la situación inmediata: lo que sientes, lo que recuerdas, lo que temes; cuáles podrían ser los efectos del problema, qué simboliza para tí, qué relaciones y temas involucra, qué cosas hay en juego, por qué te sientes inseguro o nervioso ante la perspectiva de tomar una decisión. Esto establece el campo subjetivo. La respuesta se centrará en estos aspectos.



... Esto lleva al segundo paso: una clara formulación de la pregunta, basada en lo que deseas hacer en la situación. Hazla con precisión. Examina lo que deseas hacer con tanta honestidad y conciencia como puedas. Y, si es posible, llega a una conclusión, para presentar la pregunta de este modo: "¿Podría hacer esto?", "Qué pasará si yo...?", "¿Cuál debería ser mi actitud con respecto a...?". Mediante esta pregunta, el Oráculo te pondrá en contacto con una imágen arquetípica. Esto clarifica las fuerzas dinámicas que están operando en tu psiquis, las semillas de los hechos futuros.
Este proceso te permite derribar el muro que generalmente te separa del mundo espiritual, ajeno a tu dominio inmediato. La respuesta no será un simple sí o no, aunque incluirá un consejo específico, de modo que debes estar preparado para recibir una sorpresa. Lo que en realidad pides es un conocimiento profundo, en el cual basar tus decisiones y tus actos. La pregunta es el punto de contacto con lo desconocido y te permite abrir y enfocar el espacio adivinatorio. Forma parte de un proceso de expansión y contracción que lleva, de la relación inconsciente con una fuerza perturbadora, al consejo específico para que puedas manejar la situación."

Bien, creo que es una explicación magistral y da justo en el centro del proceso psíquico que se produce al realizar la consulta.
Estamos muy acostumbrados a responder a todas nuestras preguntas e inquietudes con la seguridad que nos otorga nuestro intelecto. No solo eso, tomamos decisiones que suelen ser un reflejo de lo que se espera de nosotros, lo que nos hace parte del grupo social en el que nos movemos. Pero claro, lo que nos tranquiliza intelectualmente, lo que se espera de nosotros y nos aconsejan nuestros compañeros del día a día, no siempre nos calma esa angustia, ese vacío, esa incertidumbre que nos asalta ante temas de gran trascendencia para nuestra vida.
Frente a esos momentos estamos solos y, aunque sea por un momento, sentimos una angustia que nos mueve el piso firme sobre el que solemos movernos.
En esos momentos es cuando necesitamos del oráculo como una tabla de salvación.
El proceso previo a realizar la pregunta que describen Ritsema y Karcher, es el que sacude nuestras estructuras hasta los cimientos y derriba el sólido muro construido por nuestro ego, permitiendo que lo inconsciente, silenciado normalmente, haga su aparición en la situación, sin tamices y filtros.

Ese inconsciente, esas imágenes que no son filtradas por las estructuras que nos tranquilizan, son el punto de contacto con la energía espiritual, con el flujo del mundo, con el Tao.
Trabajar con esas imágenes, dejarlas aparecer y revelar lo que tienen para decirnos, cuando nos toman de sorpresa con la guardia baja, es la forma de trabajar con el oráculo.

Por todo esto esto, creo, que debemos dejar de lado todo lo posible cualquier idea concebida solo desde el punto de vista racional y dejarnos invadir por la simbología del hexagrama obtenido. Dejar que esas imágenes sugieran ideas, se encadenen libremente, sin utilizar en el proceso demasiada "inteligencia" y sí mucha "intuición".

Probablemente este proceso sea muy extraño y, al principio, nos cueste encontrar un sentido, pero luego las ideas se irán aclarando e irán apareciendo las respuestas como por arte de magia.
La respuesta "se revelará" por sí sola y, como dicen los textos clásicos, vamos a saber con certeza cuál es.

En este proceso no hay magia, es solo que dejamos operar a nuestra naturaleza con su suprema sabiduría y limitamos la incidencia de nuestro consciente y todas sus limitaciones.

En el decir de Lao-Tse:

"¿Puedes distanciarte de tu propia mente para así comprenderlo todo?"