29 de mayo de 2010

Wei Chi / Antes de la Consumación



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Li, Lo Adherente, el fuego
abajo K'an, Lo Abismal, el agua



Este signo señala el tiempo en el cual todavía no se ha consumado la transición del desorden al orden. La transformación, por cierto, ya está preparada, puesto que todos los trazos del trigrama de arriba guardan relación con los del trigrama de abajo. Pero todavía no se hallan en su sitio. Mientras que el signo anterior se asemeja al otoño que forma la transición del verano al invierno, este signo es como la primavera que, partiendo del período de estancamiento del invierno, conduce hacia el tiempo fértil del verano. Con esta esperanzada perspectiva concluye el Libro de las Mutaciones.

EL DICTAMEN

Antes de la Consumación. Logro.
Pero si al pequeño zorro,
cuando casi ha consumado la travesía,
se le hunde la cola en el agua,
no hay nada que sea propicio.

Las circunstancias son difíciles. La tarea es grande y llena de responsabilidad. Se trata nada menos que de conducir al mundo para sacarlo de la confusión y hacerlo volver al orden. Sin embargo, es una tarea que promete éxito, puesto que hay una meta capaz de reunir las fuerzas divergentes. Solo que, por el momento, todavía hay que proceder con sigilo y cautela. Es preciso proceder como lo hace un viejo zorro al atravesar el hielo. En la China es proverbial la cautela con que el zorro camina sobre el hielo. Atentamente ausculta el crujido y elige cuidadosamente y con circunspección los puntos más seguros. Un zorro joven que todavía no conoce esa precaución, arremete con audacia, y entonces puede suceder que caiga al agua cuando ya casi la ha atravesado, y se le moje la cola. En tal caso, todo el esfuerzo ha sido en vano.
En forma análoga, en tiempos anteriores a la consumación, la reflexión y la cautela constituyen la condición fundamental del éxito.

LA IMAGEN

El fuego está por encima del agua:
La imagen del estado anterior a la transición.
Así el noble es cauteloso en la discriminación de las cosas,
a fin de que cada una llegue a ocupar su lugar.

Cuando el fuego, que de todas maneras puja hacia lo alto, se halla arriba, y el agua, cuyo movimiento es descendente, se halla abajo, sus efectos divergen y quedan sin mutua relación.
Si se desea obtener un efecto, es necesario investigar en primer lugar cuál es la naturaleza de las fuerzas que deben tomarse en consideración y cuál es el sitio que les corresponde.
Cuando a las fuerzas se las hace actuar en el sitio correcto, surtirán el efecto deseado y se alcanzará la consumación. Pero a fin de poder manejar debidamente las fuerzas exteriores, es menester ante todo que uno mismo adopte un punto de vista correcto, pues solo desde esa mira podrá actuar adecuadamente.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Se le hunde la cola en el agua.
Humillante.

En tiempos de desorden se siente uno tentado a descollar cuanto antes, a fin de realizar algo notable. Pero semejante entusiasmo no conduce más que al fracaso y a la humillación, mientras no haya llegado el momento de actuar. En tales épocas será prudente guardar reserva, para eludir así la afrenta del fracaso. (Obsérvese la diferencia entre esta situación y la del primer trazo del signo anterior).

Nueve en el segundo puesto significa:
El frena sus ruedas.
La perseverancia trae ventura.

Tampoco en este caso ha llegado, hasta ahora, el momento de actuar. Pero la paciencia que es menester no debe implicar una espera inerte, un modo de vivir al día. Esto, a la larga, no procuraría éxito alguno. Antes bien, es necesario cultivar en uno mismo la fuerza que pueda capacitar para el avance. Es como si, para llevar a cabo la transición, hubiese que disponer de un carruaje, pero que por el momento sea necesario frenarlo. La paciencia, en su sentido más lato, es energía refrenada. Por eso uno no debe quedarse dormido perdiendo de vista el objetivo, pues si se mantiene fuerte y constante en su resolución, finalmente todo marchará bien.

Seis en el tercer puesto significa:
Antes de la consumación el ataque trae desventura.
Es propicio atravesar las grandes aguas.

Ha llegado el momento de la transición. Pero uno no posee la energía necesaria para llevar a cabo esa travesía. Si intentara lograrlo a la fuerza, el resultado sería desventurado, precisamente porque en ese caso el derrumbe sería inevitable. ¿Qué debe hacerse entonces? Hace falta crear una nueva situación; atraer la energía de ayudantes capaces, para dar juntos el paso decisivo: atravesar las grandes aguas. Entonces la consumación será posible.

Nueve en el cuarto puesto significa:
La perseverancia trae ventura. Se desvanece el arrepentimiento.
Conmoción para castigar la tierra diabólica.
Durante tres años habrá recompensas con grandes reinos.

Ha llegado el tiempo del combate. La transición debe llevarse a cabo. Es necesario afirmarse enteramente en el mantenimiento de la decisión; esto traerá ventura. Todos los escrúpulos que uno pudiera concebir en tan graves momentos deben acallarse. Es cuestión de librar una lucha denodada para conmover y castigar la tierra diabólica, o sea los poderes del derrumbe. Pero la lucha también encontrará su recompensa. Ahora es el momento de echar los cimientos de poder y dominio para el futuro.

Seis en el quinto puesto significa:
La perseverancia trae ventura. No hay arrepentimiento.
La luz del noble es verdadera.
¡Ventura!

Se ha conquistado la victoria. La fuerza de la constancia no se vio defraudada. Todo anduvo bien. Todos los escrúpulos se han superado. El éxito ha dado la razón a la acción. Brilla nuevamente la luz de una personalidad noble que se impone entre los hombres y logra que crean en esa luz y la rodeen. Ha llegado el tiempo nuevo, y con él la ventura. Y así como después de la lluvia el sol alumbra con redoblada belleza, o como el bosque, después de un incendio, resurge de las ruinas carbonizadas con multiplicado frescor, así el tiempo nuevo se destaca con acentuado resplandor por sobre la miseria del tiempo que pasó.

Al tope un nueve significa:
En verdadera confianza se bebe vino.
No hay falta en ello. Pero cuando uno se moja la cabeza,
en verdad la perderá.

Antes de la consumación, en el umbral de los tiempos nuevos, se junta uno con los suyos, en plena confianza mutua, y deja que transcurra el tiempo de la espera disfrutando de una copa de vino. Puesto que la nueva época ya está en cierre y comenzará inmediatamente, no hay falta en ello. Sin embargo, al proceder así, es necesario cuidarse de exceder la justa medida. Si en un exceso de ímpetu travieso se vierte el vino sobre la cabeza, se pierde la situación favorable por falta de moderación.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Chi Chi / Después de la Consumación


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba K'an, Lo Abismal, el agua
abajo Li, Lo Adherente, el fuego



Este signo es una elaboración del signo T’ai, La Paz (Nº 11). La transición de la confusión al orden ha quedado consumada y, también en los detalles, todo se halla ahora en su sitio. Los trazos fuertes se encuentran en los puestos fuertes, los trazos débiles en los puestos débiles, es esta una constelación muy favorable. No obstante, da que pensar. Precisamente una vez alcanzado el equilibrio cabal, cualquier movimiento puede hacer que del estado de orden surja nuevamente la decadencia. Al único trazo fuerte que se ha trasladado hacia arriba, llevando así a la perfección ese orden en sus pormenores, le siguen por su natural tendencia los otros, y así se vuelve a generar súbitamente el hexagrama P’i, El Estancamiento (Nº 12)(1). De modo que este signo indica condiciones vigentes en un tiempo de culminación, que requieren extrema cautela.

(1)Según una antigua tradición, este hexagrama nace al intercambiar sus puestos los trazos quinto (yin) y segundo (yang) del hexagrama n°11, pero luego se transforma en el hexagrama n°12, cuando también los trazos yang primero y tercero siguen el ejemplo del segundo. (Nota del Traductor).

EL DICTAMEN

Éxito en lo pequeño. Es propicia la perseverancia.

Al principio ventura, al cabo confusiones.

La transición que va del tiempo viejo al tiempo nuevo ya ha sido llevada a cabo. En principio ya todo está en regla y sólo en los pormenores puede obtenerse algún éxito. Pero para ello hace falta observar la actitud que corresponde. Todo sigue su marcha como por sí mismo. Esto seduce fácilmente a un relajamiento de la tensión y a dejar su curso a las cosas, sin que uno se preocupe mucho de los diversos aspectos. Tal indiferencia, empero, es raíz de todos los males. De ella surgen necesariamente fenómenos de decadencia. Se enuncia aquí la regla que suele predominar en la historia. Pero esta regla no constituye una ley inexorable. Quien la comprenda será capaz de eludir sus efectos mediante una incesante perseverancia y cautela.

LA IMAGEN

El agua está por encima del fuego:

La imagen del estado Después de la Consumación.

Así el noble reflexiona sobre la desgracia

y por anticipado se arma contra ella.


Cuando el agua, en la marmita, cuelga sobre el fuego, ambos elementos están en mutua relación y debido a este hecho se genera energía. (Cf. La producción de vapor.) No obstante, la tensión que así se produce impone adoptar precauciones. Si el agua se desborda, se extingue el fuego y se pierde su función energética. Cuando el calor es excesivo, el agua se transforma en vapor y se pierde en el aire. Los elementos que en este caso están en relación recíproca y engendran así la energía, por su naturaleza guardan entre sí una recíproca hostilidad. Únicamente una extrema cautela puede evitar el daño. Así también en la vida hay circunstancias en que todas las fuerzas se equilibran y obran de consuno, y por lo tanto parecería estar en perfecto orden. Tan solo el sabio reconoce en tales épocas los momentos de peligro y sabe dominarlos mediante precauciones tomadas a tiempo.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
El frena sus ruedas.

Se le hunde la cola en el agua.

No hay falta.


En épocas que siguen a una gran transición todo procura el progreso y desarrollo y empuja hacia delante. Pero este empuje inicial no es bueno y conduce con seguridad a la pérdida y la caída, porque se apunta demasiado lejos y el tiro sobrepasa el blanco. Un carácter fuerte, por lo tanto, no se deja contaminar por el embaucamiento general y frena a tiempo su marcha. De este modo, si bien no lo dejarán del todo intacto las desdichadas consecuencias del empuje general, éstas sin embargo solo lo alcanzarán en su espalda - como a un zorro que ya ha atravesado el agua solo llega a mojársele la cola -, pero esto no podrá perjudicarlo mayormente, ya que atinó a conducirse como correspondía.

Seis en el segundo puesto significa:
La mujer pierde la cortina de su carruaje.

No corras tras ella; al séptimo día la obtendrás.


Cuando una mujer viajaba o se trasladaba en carruaje, disponía de una cortina que la ocultaba de las miradas de los curiosos. Si esta cortina se extraviaba, habría sido contrario a las buenas costumbres seguir viaje. Traducido a términos de la vida pública esto significa que a alguien deseoso de realizar algo se le brinda, donde corresponde, la necesaria confianza que, por así decirlo, le hace falta para su protección personal. Precisamente en tiempos después de la consumación puede darse el caso de que los gobernantes se vuelvan presumidos y autoritarios y ya no se ocupen de prestar atención a hombres talentosos, pero desconocidos.
De ello surge por regla general la falsa ambición, el arribismo. Cuando a alguien no se le brinda confianza desde las esferas superiores, tiende a buscar recursos y modos de conquistarla y de hacerse notar. Aquí pues se aconseja no optar por semejante procedimiento indigno. “No lo busques”. No te abandones a merced del mundo externo; antes bien aguarda, tranquilamente, y cultiva con independencia tu valor personal. Los tiempos cambian. Una vez transcurridas las seis etapas del hexagrama, llegará la nueva era. Lo que a uno le pertenece, a la larga no puede perderse. Acudirá sin duda por sí mismo. Lo único que hace falta es saber esperar.

Nueve en el tercer puesto significa:
El ilustre antepasado castiga la tierra diabólica.

Al cabo de tres años la vence.

No se debe utilizar a los vulgares.

El “alto – o ilustre – antepasado” es el título dinástico del soberano Wu Ting de la dinastía Yin. Una vez que, con mano fuerte, hubo ordenado las condiciones de vida del reino, mantuvo prolongadas y arduas campañas bélicas coloniales con el fin de someter las regiones limítrofes septentrionales, habitadas por los hunos. Éstos representaban una constante amenaza de invasión. La situación descrita es la que indica que, luego de épocas de consumación, cuando ha surgido un nuevo poder y todo se halla en orden en el interior, comienza casi fatalmente la expansión colonial. En tal sentido, por regla general se debe contar con prolongadas luchas. A este respecto es particularmente importante una adecuada política colonial. No es lícito considerar las regiones duramente conquistadas como una institución para asilo de la gente que de algún modo se ha hecho intolerable en la patria, pero que todavía es suficientemente buena como para servir en las colonias. Así, por anticipado, se echaría a perder toda posibilidad de éxito. Esto rige tanto para asuntos de gran escala como para los pequeños asuntos; pues no sólo los Estados en vías de ascenso practican la política colonial. Toda empresa que aspira a ascender implica el impulso de expansión y los peligros que éste acarrea.

Seis en el cuarto puesto significa:
Las más bellas vestimentas se convierten en harapos.

Sé cauteloso todo el día.


En épocas de florecimiento cultural suelen producirse a veces conmociones que ponen a descubierto cierta corrupción interior de la sociedad, provocando entonces, en el primer momento, un gran revuelo. Sin embargo, puesto que la situación general es favorable, tales daños pueden remendarse sin dificultad para disimularlos ante la opinión pública. Entonces se desvanece todo recuerdo de esas cuestiones y las cosas parecen estar otra vez en perfecta paz. Pero al hombre avisado tales sucesos le sirven de serio indicio y no los descuida. Solo así podrán eludirse las malas consecuencias.

Nueve en el quinto puesto significa:
El hombre del Este que sacrifica a un buey

no recibe tanta dicha verdadera

como el hombre del Oeste con su pequeña ofrenda.


La actitud religiosa también se ve influida, en los tiempos después de la consumación, por la correspondiente disposición de ánimo. A las sencillas formas antiguas de los servicios religiosos, las sustituye una elaboración cada vez más rica y una pompa exterior cada vez mayor. Pero a tal despliegue de magnificencia le falta toda seriedad interior. La arbitrariedad humana reemplaza a la escrupulosa observancia de la voluntad divina. Ahora bien, mientras que el hombre ve lo que tiene delante de los ojos, Dios contempla el corazón. Por eso no desciende tanta bendición sobre una grandiosa pero fría ceremonia, como la que se posa sobre una ofrenda sencilla y devota.

Al tope un seis significa:
Se le hunde la cabeza en el agua. Peligro.


Para finalizar, todavía se añade aquí una advertencia. Después de atravesar las aguas, solo le puede hundir a uno la cabeza cuando con frivolidad vuelve a dirigirse hacia el agua. Mientras uno marcha hacia delante sin mirar atrás, se salva de este peligro. Pero hay cierta atracción seductora en el deseo de detenerse para mirar hacia atrás y contemplar el peligro superado. Lo cierto es que semejante vanidosa autocontemplación, como en un espejo, no aporta ninguna dicha. Esto solo conduce al peligro y si uno no se decide a tiempo a avanzar incesantemente hacia delante, será víctima de ese peligro.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Hsiao Kuo / La Preponderancia de lo Pequeño


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Chen, Lo Suscitativo, el trueno
abajo Ken, El Aquietamiento, la montaña



Mientras que en el signo “La Preponderancia de lo Grande” (Nº 28 ) tienen preponderancia los trazos fuertes, colocados adentro, encerrados entre los dos trazos del comienzo y del final, en este caso la preponderancia es de los trazos débiles, que asimismo se hallan afuera, mientras que los fuertes están adentro. En ello precisamente reside el estado de excepción. Hallándose afuera los trazos fuertes, tenemos los signos I, la Alimentación, y Chung Fu, la Verdad Interior, que no designan, ninguno de los dos, estados de excepción. Cuando los fuertes tienen preponderancia en el interior, deben imponerse. Esto da origen a luchas y estados de excepción en gran escala. Aquí, en cambio, lo débil ha de hacerse necesariamente cargo de la representación hacia afuera. Cuando alguien posee una naturaleza que en verdad no se halla a la altura de la posición directiva que ocupa, se presenta la necesidad de una extraordinaria precaución.

EL DICTAMEN

Preponderancia de lo Pequeño. Éxito.
Es propicia la perseverancia.
Pueden hacerse cosas pequeñas, no deben hacerse cosas grandes.
El pájaro volador trae el mensaje:
no es bueno aspirar hacia lo alto.

Una extraordinaria modestia y escrupulosidad se verá sin duda recompensada por el éxito; sólo es importante que tales virtudes no se conviertan en huera fórmula y en un modo de ser rastrero; que antes bien se observen acompañadas por la debida dignidad en el comportamiento personal, de modo que uno no se envilezca. Es preciso comprender cuáles son las exigencias del tiempo a fin de poder encontrar la debida compensación para las carencias y los daños que afligen este tiempo. De todas maneras, no deben esperarse grandes éxitos, puesto que para obtenerlos falta la fuerza necesaria. Por eso es tan importante el mensaje que aconseja no aspirar a cosas elevadas, sino atenerse más bien a las de abajo. El hecho de que este mensaje sea traído por un pájaro se desprende de la figura del signo. Los cuatro trazos fuertes y pesados en el interior, sólo apoyados afuera por dos trazos débiles, en el caso de Ta Kuo, Nº 28, dan la imagen de la pesada viga maestra del tejado. En el caso presente se encuentran afuera, y en número mayor, los trazos livianos portadores: esto da la imagen del pájaro que planea. Pero el pájaro no debe soberbiamente pretender volar hacia el sol, antes bien ha de descender hacia la tierra donde se halla su nido. Con ello da el mensaje que enuncia el signo.

LA IMAGEN

Sobre la montaña está el trueno:
La imagen de La Preponderancia de lo Pequeño.
Así el noble, en su conducta
da preponderancia a la veneración.
En casos de duelo da preponderancia al duelo.
En sus gastos da preponderancia
a la economía.

El trueno sobre la montaña es distinto del de la planicie. En las montañas el trueno es mucho más cercano, mientras que fuera de las regiones montañosas es menos audible que el trueno de una tormenta común. Por eso el noble extrae de esta imagen la exhortación de examinar cuál es el deber en todas las ocasiones, más de cerca y en forma más directa que la gente sumida en la vida cotidiana, a pesar de que, por esa razón, vista de afuera su conducta pueda parecer mezquina. Él es particularmente escrupuloso en sus actos. En casos de duelo lo afecta mucho más el sobrecogimiento interior que todo formalismo pequeño y externo, y en las expensas destinadas a su propia persona se muestra sencillo y sin pretensiones, de manera extraordinaria. A causa de todo esto, a los ojos de la mayoría de la gente aparece como un fenómeno de excepción. Pero lo esencial de esta excepción radica en el hecho de que en su manifestación exterior se ubica del lado del hombre común.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
El pájaro, por volar, cae en la desventura.

Primeramente el pájaro, hasta que sepa volar, debe permanecer en el nido. Si pretende volar antes, atraerá sobre sí la desventura. Medidas extraordinarias sólo deben tomarse cuando ya no hay más remedio. Antes, y mientras de algún modo sea posible, hay que conformarse con lo tradicional, pues de lo contrario uno se gasta a sí mismo y consume su energía sin lograr nada a pesar del esfuerzo.

Seis en el segundo puesto significa:
Ella pasa de largo junto a su antepasado y encuentra a su antepasada.
El no llega hasta su príncipe y encuentra al funcionario.
No hay falla.

Se menciona aquí dos casos de excepción: en el templo Consagrado a los antepasados, donde transcurre la alternancia de las generaciones, el nieto se coloca del mismo lado que el abuelo; por eso guarda con él la relación más estrecha. Aquí se alude a la esposa del nieto, que en el servicio sacrificial pasa junto al antepasado y se dirige hacia la antepasada. No obstante, esta conducta extraordinaria es expresión de su modestia. Ella se atreve más bien a presentarse ante la antepasada, hacia la cual siente el parentesco del sexo; de ahí que esta desviación de la regla no constituya una falta.

Otra representación es la del funcionario que, conforme a las reglas, solicita en primer lugar una audiencia con su príncipe. Pero si no logra ver a éste, no trata de forzar las cosas violentamente, sino que se aviene a un escrupuloso cumplimiento de su deber, y a ocupar el lugar que le corresponde en las filas de los funcionarios. Tampoco esta extraordinaria discreción es una falta en épocas de excepción. (Por regla general todo funcionario debe tener, en primer término, una audiencia con el príncipe que le da el cargo. En este caso, el que otorga el cargo es el ministro.)

Nueve en el tercer puesto significa:
Si uno no toma precauciones extraordinarias,
acaso llegue alguien de atrás y le pegue.
¡Desventura!

Hay tiempos en que se hace absolutamente imprescindible una extraordinaria cautela. Pero precisamente en tales situaciones de la vida hay personalidades rectas y fuertes que, conscientes de su buen derecho desdeñan precaverse, pues lo consideran una mezquindad. Más bien, orgullosos y despreocupados, prosiguen su camino. Pero esta confianza en sí mismo los engaña. Hay peligros que los acechan desde una emboscada y que ellos no están en condiciones de afrontar.

De todos modos, se trata de un peligro al que uno no se ve ineludiblemente expuesto; podrá evitarse si se comprende la situación del momento tal como está dada, una situación que exige que se preste extraordinaria atención a lo pequeño, a lo insignificante.

Nueve en el cuarto puesto significa:
No hay falla. Sin pasar, el lo encuentra.
Acudir trae peligro. Hay que estar en guardia.
No actúes. De modo duradero sé perseverante.

La dureza del carácter se ve suavizada por la blandura de la posición, de modo que no se comete ninguna falta. Se encuentra uno en una situación en la que debe guardar extrema reserva. Uno no debe emprender nada por sí mismo con el propósito de alcanzar lo deseado. Y si uno pretendiera acudir a donde correspondiese, decidido a alcanzar forzadamente la meta, caería en peligro. Por eso es necesario cuidarse y no actuar, pero observando constantemente la perseverancia interior.

Seis en el quinto puesto significa:
Densas nubes,
ninguna lluvia de nuestra región del Oeste.
El príncipe tira y alcanza al que está en la cueva.

Como aquí se trata de un puesto elevado, la imagen del pájaro en vuelo se ha convertido en la de nubes en vuelo. Pero por densas que sean, las nubes planean en lo alto del cielo y no dispensan ninguna lluvia. Así, en épocas extraordinarias, puede sin duda existir un gobernante nato, predestinado a traer orden al mundo, pero nada podrá lograr, ni brindar su bendición al pueblo, puesto que se halla solo y no tiene ningún ayudante.
En tales tiempos es menester salir en busca de ayudantes con los cuales, mancomunadamente, podrá llevarse a cabo la obra. Pero es preciso buscar a tales ayudantes modestamente, en los escondites hacia los cuales se han retirado. No es cuestión de que tengan fama o renombre; lo que importa son realizaciones verdaderas.
Gracias a esa modestia encuentra uno al hombre adecuado y se encuentra en condiciones de llevar a cabo la obra extraordinaria, pese a todas las dificultades.

Al tope un seis significa:
Sin encontrarlo, pasa de largo junto a él.
El pájaro volador lo abandona. ¡Desventura!
Esto significa desdicha y daño.

Cuando uno apunta y tira más allá del blanco, no podrá alcanzarlo. Cuando el pájaro no quiere ir a su nido y pretende volar cada vez más alto, caerá finalmente en la red del cazador.
Quien, en tiempos de lo extraordinario, no sabe detenerse en lo pequeño e inquietamente pretende avanzar cada vez más atrae sobre sí el infortunio que procede tanto de los dioses como de los hombres, puesto que se aparta del orden de la naturaleza.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Chung Fu / La Verdad Interior


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:


arriba Sun, Lo Suave, el viento
abajo Tui, Lo Sereno, el lago



Por sobre el lago sopla el viento y remueve la superficie del agua. Así se manifiestan efectos visibles de lo invisible. El signo se compone de trazos firmes arriba y abajo, mientras que el centro se halla abierto. Esto señala que el corazón está libre de prejuicios, de modo que está capacitado para acoger la verdad. En cambio, los dos signos parciales (trigramas) contienen en su centro sendos trazos firmes. Esto indica el vigor de la verdad interior manifiesto en sus efectos.

Las cualidades de los signos parciales Son: arriba suavidad, transigencia frente a los inferiores, abajo aceptación regocijada de la obediencia para con los superiores. Tales condiciones crean la base de una confianza mutua que posibilita los éxitos.
El carácter (ideograma) para Fu (Verdad) presenta en realidad la imagen de una pata de pájaro sobre un pichón. Contiene la idea del empollar. El huevo es hueco. Es preciso que la fuerza de lo luminoso actúe en forma vivificante desde afuera. No obstante, en lo interior ya ha de existir un germen de vida, para que la vida pueda ser despertada. Especulaciones de vasto alcance pueden asociarse con estas ideas.

EL DICTAMEN

Verdad interior. Cerdos y peces. ¡Ventura!
Es propicio cruzar las grandes aguas.
Es propicia la perseverancia.

Los cerdos y los peces son los animales menos espirituales y por lo tanto los más difíciles de ser influidos. Es preciso que el poder de la verdad interior haya alcanzado un alto grado antes de que su influjo alcance también a semejantes seres. Cuando uno se halla frente a personas tan indómitas y tan difíciles de ser influidas, todo el secreto del éxito consiste en encontrar el camino adecuado para dar con el acceso a su ánimo. En primer lugar, interiormente hay que liberarse por completo de los propios prejuicios. Se debe permitir, por así decirlo, que la psiquis del otro actúe sobre uno con toda naturalidad; entonces uno se le acercará íntimamente, lo comprenderá y adquirirá poder sobre él, de modo que la fuerza de la propia personalidad llegará a cobrar influencia sobre el otro a través de esa pequeña puerta abierta. Cuando luego ya no haya obstáculos insuperables de ninguna clase, podrán emprenderse aun las cosas más riesgosas —como la travesía del agua grande— y se obtendrá éxito. Pero es importante comprender en qué se funda la fuerza de la verdad interior. Ésta no se identifica con una simple intimidad o con una solidaridad clandestina. Vínculos íntimos también pueden darse entre bandidos. También en este caso significa, por cierto, una fuerza. Pero no es una fuerza venturosa puesto que no es invencible. Toda asociación basada en intereses comunes sólo puede llegar hasta un punto determinado. Donde cesa la comunidad de intereses, también termina la solidaridad, y la amistad más íntima se transforma a menudo en odio. Tan sólo allí donde lo recto, la constancia, constituye el fundamento, la unión seguirá siendo tan sólida que triunfará de todo.

LA IMAGEN

Por sobre el lago está el viento:
La imagen de la verdad interior.
Así el noble discute los asuntos penales,
con el fin de detener las ejecuciones.

El viento mueve el agua porque es capaz de penetrar en sus Intersticios. Así el noble, cuando debe juzgar faltas cometidas por los hombres, trata de penetrar en su fuero interno con gran comprensión para formarse un concepto caritativo de las circunstancias. Toda la antigua jurisprudencia de los chinos tenía por guía esa idea. La más elevada comprensión, que sabe perdonar, se consideraba como la más alta justicia. Semejante procedimiento judicial no carecía de éxito; pues se procuraba que la impresión moral fuese tan fuerte como para no dar motivos de temer abusos como consecuencia de tal lenidad. Pues ésta no era fruto de la flaqueza, sino de una claridad superior.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Estar dispuesto trae ventura.
Si hay segundas intenciones, es inquietante.

Lo principal para el ejercicio de la fuerza de la verdad interior consiste en hallarse uno en sí mismo firme y dispuesto. De tal actitud interior emergerá la conducta correcta frente al mundo externo. Si, en cambio, se pretendiera cultivar relaciones secretas de índole particular, sería motivo de verse uno privado de su independencia interior y cuanto más seguro se sintiera en la convicción de hallar en otros su respaldo, tanto más se hundiría en la inquietud y la preocupación de saber si tales uniones secretas son realmente consistentes. Con lo cual perdería la paz interior y la fuerza de la verdad interior.

Nueve en el segundo puesto significa:
Una grulla que clama en la sombra.
Su pichón le responde.
Tengo una buena copa. Quiero compartirla contigo.

Se trata aquí del influjo involuntario que la naturaleza interior ejerce sobre personas anímicamente afines. No es necesario que la grulla aparezca mostrándose sobre una alta colina. Aun oyendo su llamado desde lo más oculto, el pichón percibe su voz, la reconoce y le da respuesta. Donde reina un ánimo alegre, también aparece un compañero para compartir con uno una copa de vino.
Así se manifiesta el eco que la simpatía despierta en los hombres. Allí donde una disposición anímica, un sentimiento, se anuncia con verdad y pureza, donde un acto es clara expresión de la actitud interior, tales manifestaciones actúan misteriosamente y a distancia, en primer término sobre quienes se hallan interiormente receptivos. Pero tales círculos van ampliándose. La raíz de todo influjo reside en el propio interior. Cuando el interior se expresa con plena verdad y vigor, tanto en las palabras como en los actos, es grande el influjo. Ese influjo es, pues, sólo la imagen refleja de aquello que surge del propio pecho. Así toda intención de ejercer un influjo sólo destruiría ese mismo influjo.

Kung Tse dice al respecto: “El noble permanece en su cuarto. Cuando expresa bien sus palabras, encuentra aprobación a una distancia de más de mil millas. ¡Cuánto más aún en la cercanía! Si el noble permanece en su cuarto y no expresa bien sus palabras, encuentra oposición a una distancia de mil millas. ¡Cuánto más aún en la cercanía! Las palabras parten de la propia persona y actúan sobre las gentes. Las obras se generan en la cercanía y son visibles desde lejos. Palabras y obras son los goznes de la puerta del noble, son el resorte de su arcabuz. Al moverse estos goznes y este resorte, acarrean ya honor, ya vergüenza. Mediante sus palabras y sus obras el noble mueve cielo y tierra. ¿No hay que ser cauteloso entonces?”

Seis en el tercer puesto significa:
El se encuentra con un compañero,
ya toca el tambor, ya cesa de hacerlo,
ya solloza, ya canta.

Aquí la fuente de energía no se halla en el propio yo, sino en la relación con otros. Por grande que sea la intimidad que uno tenga con otros hombres, si nuestro centro de gravedad descansa en ellos, no podremos evitar vernos ora invadidos por la alegría, ora sumidos en la aflicción. Saltar de alegría hasta el cielo, apesadumbrarse hasta sentir la muerte, he ahí el destino de quienes dependen de la concordancia interior con otros seres a los que aman. Aquí sólo se enuncia esta ley; se afirma que es así. El que este estado sea sentido como penoso o como una dicha suprema de amor, es algo que queda librado al juicio subjetivo del afectado.

Seis en el cuarto puesto significa:
La luna que está casi llena.
Se pierde el caballo de yunta.
No hay falla.

A fin de acrecentar la fuerza de la verdad interior, es necesario dirigirse hacia lo superior, hacia aquello de lo cual pueda obtenerse iluminación como la que recibe la luna del sol. Para ello, sin embargo, hace falta una cierta humildad, tal como la posee la luna no del todo llena. Cuando la luna se enfrenta directamente con el sol como luna llena, comienza inmediatamente a menguar. Si bien, por una parte, hay que sentir veneración y humildad ante la fuente de iluminación espiritual, por otra parte es preciso renunciar a partidismos humanos. Únicamente cuando uno avanza por su camino como un caballo que corre derecho hacia adelante sin mirar de soslayo hacia su compañero apareado, se conserva la libertad interior que hace avanzar.

Nueve en el quinto puesto significa:
El posee la verdad que une con cadenas.
No hay falla.

Se alude aquí al soberano que, en virtud de la fuerza de su naturaleza, lo mantiene todo unido. Únicamente cuando su fortaleza de carácter es tan abarcadora que puede ejercer su influjo en todos los que forman parte de su dominio, él será tal como debe ser. Del soberano debe emanar una fuerza de sugestión. Ésta anudará y unirá firmemente a todos los suyos. Sin esta fuerza central toda unificación exterior es tan sólo una falacia que se derrumbará en el momento decisivo.

Al tope un nueve significa:
Clamor de gallo que se eleva al cielo.
La perseverancia trae desventura.

En el gallo se puede confiar. Llama cuando clarea la mañana. Pero él mismo no puede volar hacia el cielo. Sólo hace oír su quebrada voz. Así se pretende infundir fe con meras palabras.
Tal cosa ocasionalmente se logra, sin duda. Pero cuando se persiste en esta actitud, las consecuencias serán malas.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Chieh / La Restricción


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba K'an, Lo Abismal, el agua
abajo Tui, Lo Sereno, el lago



El lago dispone de un espacio restringido, delimitado. Cuando entra en él mayor cantidad de agua, se desborda. Por eso hay que ponerle vallas. El símbolo presenta agua abajo y agua arriba, y entre las aguas el firmamento como valla, como restricción.

La palabra china por restricción denota en verdad los firmes eslabones o nudos en que están divididos los tallos de bambú. En la vida común se alude con ello a la economía, al ahorro que impone límites fijos a los gastos, En la vida moral son las firmes restricciones que el noble impone a sus actos, los límites puestos por la lealtad y la abnegación.

EL DICTAMEN

La Restricción. Éxito.
No se debe ejercer con persistencia una restricción amarga.

Las limitaciones son penosas, Pero algo se consigue con ellas. En la vida común, gracias al ahorro queda uno preparado para épocas de necesidad. Gracias a una actitud reservada, se ahorra uno humillaciones. Más asimismo son indispensables las limitaciones en el ordenamiento de las relaciones universales. La naturaleza dispone de límites firmes para el verano y el invierno, el día y la noche, y estas limitaciones dan su significación al año. Del mismo modo la ahorratividad mediante firmes restricciones en los gastos, sirve para que se conserven los bienes y los hombres no se vean perjudicados.
Sin embargo, también con respecto a la restricción es necesario observar mesura. Si uno procediera a imponer a su propia naturaleza barreras excesivamente amargas, el sufrimiento serla la consecuencia. Frente a la pretensión de llevar demasiado lejos la restricción de los demás, éstos se sublevarían. De ahí que también dentro de la restricción misma sean necesarias las restricciones, las barreras.

LA IMAGEN

Por encima del lago hay agua:
La imagen de la restricción.
Así el noble crea el número y la medida e investiga
qué es la virtud y la recta conducta.

El lago es finito; el agua es inagotable. El lago únicamente puede dar cabida a una determinada medida del agua infinita. & ello consiste su particularidad. Mediante la discriminación y la erección de vallas, también el individuo adquiere su significación en la vida. Aquí se trata, pues, de establecer con toda claridad estas discriminaciones que, por así decirlo, constituyen la columna vertebral de la moralidad. Las posibilidades irrestrictas no son aptas para el hombre. Con ellas su vida no haría más que diluirse en lo ilimitado. Para llegar a ser fuerte, se requiere una libre fijación de límites, impuestos por el deber. Únicamente al rodearse el individuo de tales restricciones y establecer libremente para sí mismo el mandato del deber, adquiere significación como huésped libre*.

* Las versiones italiana, inglesa y francesa traducen "espíritu libre", partiendo de una aparente errata de la primera edición alemana de 1924. En las impresiones siguientes se lee "huésped", gast y no geist. (N. del T.)

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
No salir abandonando portón y patio, no es falla.

A menudo quisiera uno emprender algo, pero se enfrenta con vallas insuperables. Entonces es cuestión de advertir dónde debe uno detenerse. Si comprende esto como esta más allá de las vallas que le han sido impuestas, acumulará el vigor necesario para ser capaz de obrar enérgicamente una vez que llegue el momento para ello. Durante la preparación de cosas sustanciales, la discreción es de importancia.
Kung Tse dice al respecto: "Allí donde surge el desorden, las palabras forman el escalón que conduce al mismo. Cuando el príncipe no es discreto, pierde a su servidor. Cuando el servidor no es discreto, pierde su vida. Cuando no se tratan con discreción, los asuntos en germen, se perjudicará su consumación. Por eso el noble es escrupuloso en cuanto a guardar discreción y no sale afuera."

Nueve en el segundo puesto significa:
No salir abandonando portón y patio, trae desventura.

Una vez llegado el momento de actuar, hay que poner rápidamente manos a la obra. Así como el agua al comienzo se concentra en un lago sin desbordar hacia afuera, pero con toda seguridad se abrirá una salida estando el lago lleno, así suceden también las cosas en la vida humana. Está muy bien vacilar mientras no haya llegado la hora, pero no por más tiempo. Una vez eliminados los obstáculos de modo que sea obrar, una vacilación medrosa será un defecto que acarreará desventura, ya que hará que se pierda la oportunidad.

Seis en el tercer puesto significa:
Quien no conoce restricción alguna tendrá que lamentarse.
No hay falla.

Cuando sólo se piensa en alegrías y goces, se pierde mente la sensibilidad en cuanto a las limitaciones necesarias. Y si uno se abandona a la prodigalidad, al despilfarro, tendrá que lamentarlo, pues sufrirá las consecuencias. No será lícito buscar fallas en los demás. Únicamente cuando se reconoce la propia falta, contribuirán estas ingratas experiencias a que uno se libere de errores.

Seis en el cuarto puesto significa:
Restricción complacida. Éxito.

Toda restricción tiene su valor, pero cuando la restricción requiere un constante esfuerzo, implica un excesivo gasto de energía. Ahora bien, donde la restricción es cosa natural –como por ejemplo es condición de la naturaleza del agua fluir hacia abajo-, conducirá necesariamente al éxito, puesto que, en este caso, implica un ahorro de energía. La energía que de otro modo se agota en vana lucha con el objeto, en tal caso redunda plenamente en beneficio de la causa dada, y el éxito no puede fallar.

Nueve en el quinto puesto significa:
Dulce restricción trae ventura.
Ir allí trae estima.

La restricción, para tener efecto, debe llevarse a cabo de un modo conveniente. Sí uno pretende únicamente imponer a los demás restricciones y personalmente trata de sustraerse a ellas, esas restricciones se sentirán siempre con amargura y provocarán resistencia. Si en cambio, alguien que ocupa un puesto directivo comienza por aplicarse él mismo restricciones sin exigir grandes realizaciones a su gente, y llega a realizar algo con recursos modestos, el resultado será la ventura. Allí -donde actúa semejante modelo, encontrará adeptos; luego tendrá que salir bien lo que se emprenda.

Al tope un seis significa:
Restricción amarga: la perseverancia trae desventura.
Se desvanece el arrepentimiento.

Cuando se ejerce excesiva severidad al aplicar la restricción, la gente no lo soporta. Cuanto más consecuente se muestre uno en ese rigor, mayores serán los males provocados, pues a la larga no podrá evitarse la reacción. Así también tomará su venganza el cuerpo martirizado si se pretende imponerle un ascetismo demasiado severo. Sin embargo, aun cuando tan desconsiderada severidad no sea algo que pueda aplicarse con regularidad o constantemente, puede haber épocas en que éste sea el único recurso para evitar la culpabilidad y el arrepentimiento.
Se trata de situaciones en que la desconsideración para con la propia persona constituye el único medio de salvar el alma, pues de otro modo ésta se hundiría en la insuficiencia y la tentación.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Huan / La Disolución


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Sun, Lo Suave, el viento
abajo K'an, Lo Abismal, el agua



El viento que planea sobre la superficie de las aguas las dispersa y disuelve en espuma y bruma. Esto implica también la idea de que la energía vital, cunado se acumula en el hombre (cosa que por el atributo del signo inferior es señalada como peligro), vuelve a ser dispersada y disuelta por la suavidad.

EL DICTAMEN

La Disolución. Éxito.
El rey se acerca a su templo.
Es propicio cruzar las grandes aguas.
Es propicia la perseverancia.

El signo, en su texto, ofrece similitud con el signo Ts’ui, “La Reunión” (Nº 45) .Allí se trata de la reunión de lo separado, o sea de cómo las aguas se reúnen sobre la tierra en lagos. Aquí se trata de la dispersión y la disolución del egoísmo, separador. El signo “La Disolución” señala, por así decirlo, el camino que conduce a la reunión. De ahí se explica la similitud del texto.
Para superar el egoísmo separador de los hombres es menester recurrir a las fuerzas religiosas. La celebración comunitaria de las grandes fiestas sacrificiales y de los grandes servicios religiosos, que al mismo tiempo fueron expresión del nexo y de la estructuración social entre familia y Estado, era el medio que aplicaban los grandes soberanos para suscitar en los corazones una emoción mancomunada gracias a la música sacra y la magnificencia de las ceremonias, y hacer que ésta los despertara a la conciencia del origen común de todos los seres. Así se vencía la separación y se disolvía la rigidez. Otro recurso para el mismo fin lo constituye la cooperación en grandes empresas llevadas a cabo en común, que brindan a la voluntad una gran meta y, por requerimiento de esa meta, disuelven todo lo que separa, tal como en un barco que cruza una gran corriente todos los que están a bordo han de unirse en la faena colectiva.

Sin embargo, sólo un hombre libre él mismo de todo pensamiento parásito egoísta, y que está arraigado en la justicia y constancia, es capaz de lograr semejante disolución de la dureza del egoísmo.

LA IMAGEN

El viento planea sobre el agua: la imagen de la disolución.
Así los antiguos reyes ofrecían sacrificios al Señor y erigían templos.

En otoño e invierno el agua comienza a congelarse y a convertirse en hielo. Al llegar los aires suaves de la primavera, se disuelve la congelación y lo disperso en bloques de hielo vuelve a reunirse. Lo mismo acontece también con el ánimo del pueblo. A causa de la dureza y del egoísmo se congela el corazón y esa rigidez lo separa de todo lo demás. El egoísmo y la avidez aíslan a los hombres. Por eso es necesario que una devota emoción se apodere del corazón humano. Éste ha de soltarse en sagrados estremecimientos de eternidad que lo sacudan con la intuición de la presencia del Creador de todos los seres, y lo unifiquen gracias al poder de los sentimientos de comunidad durante la sagrada celebración de la adoración de lo divino.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
El aporta ayuda con la fuerza de un caballo.
¡Ventura!

Aquí se trata de superar la separación en sus primeros comienzos aun antes de que se haya iniciado; de dispersar las nubes aun antes de que se conviertan en tormenta y lluvia. En tales épocas, en que se presentan en las disposiciones de ánimo desviaciones ocultas, que tienen por consecuencia malentendidos mutuos, es necesario actuar pronto y con vigor, a fin de disolver estos malentendidos y la mutua desconfianza.

Nueve en el segundo puesto significa:
Durante la disolución él corre hacia su sostén.
El arrepentimiento se desvanece.

Cuando uno descubre en sí mismo los comienzos de su apartamiento de los demás, de misantropía y de mal humor, es cuestión de dispersar tales estancamientos. Es preciso que uno tome interiormente la iniciativa y se encamine rápidamente hacia lo que es para él un apoyo. Semejante sostén no reside jamás en el odio, sino siempre en una apreciación mesurada y justa de los hombres, mezclada con benevolencia. Una vez recuperada esta visión libre referente a la humanidad y dispersado todo bilioso mal humor, desaparece todo motivo de arrepentimiento.

Seis en el tercer puesto significa:
El disuelve su yo. No hay arrepentimiento.

Bajo ciertas circunstancias las tareas suelen tornarse tan pesadas como uno ya no puede pensar en sí mismo. Entonces de be dejar completamente de lado su propia persona, dispersar todo lo que el yo quisiera acumular en su torno como barrera, con fines de separación. Tan sólo sobre la base de un gran renunciamiento se conquista la fuerza necesaria para lograr grandes realizaciones. Teniendo uno su meta fuera de sí mismo, y puesta en una gran causa, podrá alcanzar esta actitud.

Seis en el cuarto puesto significa:
El se aparta de su grey. ¡Elevada ventura!
Por la disolución se obtiene acumulación.
Esto es algo en que los hombres comunes no piensan.

Cuando uno trabajo en una tarea destinada a la gran totalidad, deberá dejar de lado todas sus amistades privadas. Únicamente si se eleva por encima de los partidismos podrá realizar algo decisivo. Quien se atreva a esta renuncia a lo próximo, ganará lo lejano. Pero para poder comprender este punto de vista le hará falta una amplia visión de la trama de la vida, como sólo lo logran hombres fuera de lo común.

Nueve en el quinto puesto significa:
Disolventes como sudor son sus altos clamores.
¡Disolución! Un rey permanece sin mácula.

En épocas de general disolución y separación, un gran pensamiento forma el núcleo que permite emprender la organización de una mejoría. Así como una enfermedad llega a su crisis gracias al disolvente sudor, así en tiempos de general estancamiento un pensamiento grande y sugestivo es una verdadera salvación. Los hombres tienen entonces algo en torno a lo cual pueden reunirse: un hombre gobernante capaz de disipar malentendidos.

Al tope un nueve significa:
El disuelve su sangre.
Alejarse, mantenerse apartado, salir afuera, es sin defecto.

La disolución de la sangre significa disolver, eliminar lo que podría causar sangre y heridas: evitar el peligro. Mas no se expresa aquí la idea de que en este caso uno elude las dificultades sólo para sí, sino de que también salva a los suyos, les ayuda a alejarse aun antes de que aparezca el peligro, a mantenerse apartados de un peligro existente y a encontrar la salida de un peligro que ya se ha apoderado de ellos. De este modo hará lo recto.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Tui / Lo Sereno


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Tui, Lo Sereno, el lago
abajo Tui, Lo Sereno, el lago



Como Sun, Tui es otro de los ocho signos duplicados. Tui significa la hija menor y tiene por imagen el lago sonriente y su atributo es la alegría. La alegría no se funda, como bien podría parecer, en la blandura que se destaca en la línea superior. La cualidad del principio blando, o bien oscuro, no es la alegría, sino la melancolía. Antes bien, la alegría se funda en que en lo interior haya dos trazos fuertes que se manifiestan por mediación de la blandura.

La verdadera alegría se basa pues en la condición de que por dentro haya firmeza y fuerza, y en que estas cualidades, hacia afuera, se presenten con suavidad y dulzura.

EL DICTAMEN

Lo Sereno. Éxito. Es propicia la perseverancia.

El ánimo alegre es contagioso, por lo tanto tiene éxito. Pero la alegría requiere como fundamento la constancia, con el fin de que no degenere en algo indominable. En el corazón han de morar la verdad y la fortaleza, mientras que en el trato, a la luz del día y hacia afuera, debe aparecer la dulzura. De este modo adoptará uno la actitud correcta frente a Dios y los hombres y así podrá lograr algo. Por el mero amedrentamiento, sin dulzura, puede en ciertos casos lograrse algún resultado momentáneo, pero no será duradero. Cuando, en cambio, uno conquista los corazones de los hombres gracias a su amabilidad, el efecto será, que ellos asuman de buen grado todas las circunstancias penosas, más aún, que no se arredren ni siquiera ante la muerte. Tan grande es el poder que la alegría ejerce sobre los hombres.

LA IMAGEN

Lagos que reposan uno sobre otro: la imagen de lo sereno.
Así el noble se reúne con sus amigos para la discusión y la ejercitación.

Un lago se evapora hacia arriba y así paulatinamente se agota. Pero cuando dos lagos se enlazan no será fácil que se agoten, pues uno enriquece al otro. Lo mismo ocurre en el campo científico. La ciencia ha de ser una energía refrescante, vivificante, y únicamente puede llegar a serlo en el trato estimulante entre amigos de ideas afines, con los que uno platica y se ejercita en la aplicación de las verdades vitales. Así el saber adquiere múltiples aspectos y cobra una serena liviandad, a diferencia del saber de los autodidactas que denota siempre una característica un tanto pesada y unilateral.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Serenidad contenta. ¡Ventura!

Una alegría tranquila, sin palabras, recogida en sí misma, que no desea nada de afuera y se contenta de todo, permanece libre de toda simpatía y antipatía de índole egoísta. En esta libertad reside la ventura, pues ella alberga la reposada certidumbre del corazón afirmado en sí mismo.

Nueve en el segundo puesto significa:
Verdadera serenidad. ¡Ventura El arrepentimiento se desvanece.

A menudo se relaciona uno con personas inferiores, en cuya compañía se siente atraído por alegrías y placeres que no cuadran al hombre superior. Si uno intentara participar de tales placeres, ello sin duda tendría por consecuencia el arrepentimiento; pues un hombre superior no puede satisfacerse realmente con alegrías de índole baja. Cuando en virtud de este conocimiento no permite que nada lo desvíe de su voluntad, y no llega a complacerse con tales tentaciones, entonces ni siquiera compañías dudosas se atreverán a ofrecerle placeres innobles, puesto que de todos modos él no los disfrutaría. Y con ello queda eliminada toda ocasión de tener que lamentar algo.

Seis en el tercer puesto significa:
Serenidad que se allega. ¡Desventura!

La verdadera alegría ha de manar del propio fuero interno. Pero cuando uno es interiormente vacuo, al punto de abandonarse a merced de la atracción del mundo externo, las alegrías vanas se allegan, desde afuera. Es esto lo que muchos celebran como distracción. Las personas que debido a una falta de sostén interior sienten necesidad de distracción, encontrarán siempre ocasión de distraerse. Con la vacuidad de su naturaleza atraen hacia sí las alegrías exteriores. Así se encuentran cada vez más perdidas, cosa que naturalmente acarrea males.

Nueve en el cuarto puesto significa:
Serenidad ponderada no está en calma.
Luego de deshacerse de los defectos uno halla alegría.

A menudo el hombre se encuentra en medio de diversas formas de alegría. Mientras no ha decidido todavía qué forma de alegría ha de elegir, la más elevada o la más baja, predominará en él la inquietud interior. Tan sólo luego de advertir con toda claridad que la pasión trae sufrimiento podrá uno decidirse, en el sentido de deshacerse de lo bajo y aspirar a las alegrías más elevadas. Una vez sellada esta decisión se habrá encontrado la verdadera serenidad, la calma interior, y el conflicto interior se verá superado.

Nueve en el quinto puesto significa:
Enfrentar con veracidad lo corrosivo, es peligroso.

Aun al mejor de los hombres se le pueden aproximar elementos peligrosos. Si uno les da acceso, su influjo corrosivo tendrá un efecto muy lento pero seguro, e inevitablemente provocará a su zaga los peligros que implica. Mas el que reconoce la situación y sabe descubrir el peligro también sabrá cómo cuidarse y quedará libre de daño.

Al tope un seis significa:
Serenidad seductora.

Si uno es interiormente vanidoso, atraerá las alegrías de la diversión y tendrá que sufrir por su causa (cf. seis en el tercer puesto). Si uno carece de firmeza interior, las alegrías del mundo externo, a las que no se sustrae, ejercen un influjo tan fuerte que lo arrastra. En este caso ya no se habla de peligro, de ventura o desventura.
Uno ha cedido el timón de su vida, y lo que ahora le espera dependerá del azar y de influencias externas.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Sun / Lo Suave


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Sun, Lo Suave, el viento, la madera
abajo Sun, Lo Suave, el viento la madera



Sun es uno de los ocho signos dobles. Es la hija mayor. Tiene por imagen el viento y la madera, y su atributo es la suavidad que, no obstante, penetra como el viento o como la madera con sus raíces.
Lo oscuro, de por sí rígido e inmóvil, se ve disuelto por la penetración del principio luminoso, al que se subordina con suavidad y dulzura. En la naturaleza lo que dispersa las nubes acumuladas y da lugar a una serena claridad del cielo, es el viento. En la vida humana, se trata de la penetrante claridad del juicio que aniquila todas las sombrías segundas intenciones. En la vida de la comunidad es el poderoso influjo de una eminente personalidad que pone al descubierto y dispersa todas las maquinaciones que huyen de la luz.

EL DICTAMEN

Lo suave. Éxito por lo pequeño.

Es propicio tener a dónde ir.

Es propicio ver al gran hombre.


La insistente penetración engendra efectos paulatinos y poco aparentes. No es cuestión de obrar recurriendo a métodos violatorios, sino al ejercicio de una interrumpida influencia. Tales efectos llaman menos la atención que aquellos que se obtienen mediante la acción sorpresiva, pero son más persistentes y cabales. A fin de poder obrar de este modo es preciso tener una meta definida: pues únicamente por el hecho de que el insistente influjo actúe siempre en una misma dirección puede lograrse algún objetivo.
Lo pequeño es capaz de lograr algo únicamente cuando se subordina a un hombre que posee la facultad de instaurar el orden.

LA IMAGEN

Vientos que se siguen uno a otro:

la imagen de lo suavemente penetrante.

Así el noble difunde sus mandamientos y da cumplimiento a sus asuntos.

Lo insistentemente penetrante de viento se basa en su acción incesante. Por ella se hace tan poderoso. Recurre al tiempo como medio para su acción. Así también el pensamiento del soberano debe penetrar en el alma del pueblo. También esto requiere la acción de un constante influjo por medio de la ilustración y el mandamiento. Tan sólo cuando el mandamiento ha penetrado en el alma del pueblo se hace posible una actuación correspondiente. Una acción no preparada no hace más que amedrentar a la gente y su efecto es de rechazo.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Al avanzar y al retroceder

es propicia la perseverancia de un guerrero.


La suavidad y dulzura del carácter conduce a menudo a la indecisión. Surgen mil escrúpulos. Pero tampoco tiene uno ganas retirarse, de modo que se deja arrastrar por un indeciso vaivén. En un caso semejante, lo adecuado es tomar un resolución de tipo militar, con el fin de hacer decididamente aquello que exige el orden. Una disciplina resuelta es mucho mejor que una indecisa falta de rigor.

Nueve en el segundo puesto significa:
Penetrar bajo la cama.

Se emplea a sacerdotes y magos en gran número.

¡Ventura! Ningún defecto.

A veces tiene uno que habérselas con enemigos ocultos, con influencias inasibles que se escoden en los rincones más oscuros y desde allí ejercen su influjo sugestivo sobre las gentes. En tales casos es menester investigar y escudriñar estas cosas hasta llegar a los rincones más secretos, a fin de establecer de qué influencias se trata –es esta la tarea de los sacerdotes-, y de eliminarlas –tarea de los magos. Precisamente lo anónimo de tales merodeos exige una energía particularmente inagotable, peor este esfuerzo se verá recompensado. Pues una vez sacados a la luz y estigmatizados, tales influjos incontrolables habrán perdido su poder sobre los hombres.

Nueve en el tercer puesto significa:
Penetración reiterada. Humillación.

La penetrante e insistente lucubración no ha de llevarse demasiado lejos, pues frenaría la facultad de tomar decisiones. Una vez que un asunto ha sido debidamente sometido a la reflexión, es cuestión de decidir y actuar. Pensar y cavilar con reiterada insistencia provoca el aporte de escrúpulos una y otra vez y, por consiguiente, la humillación, puesto que uno se muestra inepto para la acción.

Seis en el cuarto puesto significa:
Se desvanece el arrepentimiento.

Durante la cacería prende uno tres clases de venado.

Cuando alguien une a su innata modestia, en razón del puesto de responsabilidad que ocupa y de las experiencias que ha atesorado, una enérgica actividad, obtendrá sin duda un gran éxito. Las tres clases de animales servían parta los sacrificios votivos ofrecidos a los dioses, para agasajo de los huéspedes y para el consumo diario. Cuando alguien cobraba presas adecuadas para los tres objetivos, el resultado de la casa era considerado particularmente bueno.

Nueve en el quinto puesto significa:
La perseverancia trae ventura. El arrepentimiento se desvanece.

Nada que no fuese propicio.

No hay principio, pero sí un fin.

Antes del cambio tres días, después del cambio tres días. ¡Ventura!


Mientras que en “El trabajo en lo echado a perder” (Nº 18) es necesario crear un punto de partida completamente nuevo, aquí tan Sólo se trata de reformas. El comienzo no fue bueno, pero se ha llegado a un punto en que se puede tomar un nuevo rumbo. Es necesario cambiar y mejorar. Esto debe emprenderse con constancia, vale decir con una actitud recta y firme, y entonces se obtendrá éxito y se desvanecerá el arrepentimiento. Sólo que debe tenerse en cuenta que tales mejorías requieren cuidadosa reflexión, y una vez producido el cambio, también es necesario investigar todavía durante un tiempo y con todo cuidado cuáles son los aspectos que ofrecen en realidad los mejoramientos. Semejante labor, cuidadosamente llevada a cabo, se ve acompañada por el éxito.

Al tope un nueve significa:
Penetración bajo la cama.

El pierde su posesión y su hacha.

La perseverancia trae desventura.

El conocimiento obtenido es harto penetrante, se penetra tras los influjos perjudiciales persiguiéndolos hasta los rincones más secretos. Pero uno ya no tiene fuerzas para combatirlos resueltamente.
En este caso todo intento de penetrar en las regiones personales de las tinieblas sólo acarreará males.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Lü / El Andariego


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Li, Lo Adherente, el fuego
abajo Ken, El Aquietamiento, la montaña



La montaña (Ken) se mantiene quieta; arriba el fuego (Li) llamea y no permanece. Por lo tanto no quedan juntos. La tierra extraña, la separación, es la suerte del andariego.

EL DICTAMEN

El Andariego. Éxito por lo pequeño.
Al andariego la perseverancia le trae ventura.

Como viajero y extranjero uno no debe mostrarse brusco ni pretender subir demasiado alto. No dispone uno de un gran círculo de relaciones; no hay, pues, motivo de jactarse. Es necesario ser precavido y reservado; de este modo uno se protegerá del mal. Si uno se muestra atento con los demás, conquistará éxitos. El andariego no tiene morada fija, la carretera es su hogar. De ahí que ha de preocuparse por conservar interiormente su rectitud y firmeza, y cuidar de detenerse únicamente en lugares adecuados manteniendo trato tan sólo con gente buena. Entonces tendrá ventura y podrá seguir viaje sin ser molestado.

LA IMAGEN

Sobre la montaña hay fuego: la imagen del andariego.
Así el noble aplica con claridad y cautela las penalidades
y no arrastra pendencias.

Cuando el pasto sobre la montaña se quema, da un claro resplandor. Pero el fuego no permanece allí, sino que continúa su andanza en busca de nuevo alimento. Es un fenómeno muy fugaz. Lo mismo ha de suceder con los castigos y los pleitos. Es necesario que se trate de fenómenos muy fugaces y que éstos no se arrastren a otros lugares. Las prisiones han de ser algo que sólo acoge a la gente en forma pasajera, como si fuesen huéspedes. No deben convertirse en morada de los hombres.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Cuando el andariego se dedica a nimiedades
atrae sobre sí la desgracia.

Un andariego no debe perder su dignidad ocupándose en el camino de cosas vulgares. Precisamente cuanto más baja e indefensa sea su posición hacia el exterior, tanto más ha de guardar interiormente su dignidad. Pues cuando un extranjero piensa que encontrará una acogida amable si se muestra dispuesto a bromas y ridiculeces, se equivoca. Las únicas consecuencias serán el desprecio y un trato ofensivo.

Seis en el segundo puesto significa:
El andariego llega al hospedaje.
Lleva consigo lo que posee.
Consigue la perseverancia de un joven sirviente.

El andariego que aquí se describe es modesto y reservado. En su fuero interno no se pierde a sí mismo, y así encuentra un lugar de descanso. En lo exterior, no pierde la simpatía de la gente; por eso todos lo estimulan, de modo que puede adquirir posesiones. Además, se allega a él un sirviente leal y de confianza, de inestimable valor para un andariego.

Nueve en el tercer puesto significa:
Al andariego se le quema su albergue.
Pierde la perseverancia de su joven sirviente.
Peligro.

Un extranjero violento no sabe conducirse. Se entromete en asuntos y querellas que nada le importan. De este modo pierde su lugar de descanso. Trata a su sirviente como a un extraño y de modo altanero. Así pierde su lealtad. Cuando, en su condición de extranjero, uno ya no tiene a nadie en quien poder confiar, la situación resulta muy peligrosa.

Nueve en el cuarto puesto significa:
El andariego descansa en su aposentamiento.
Obtiene su propiedad y un hacha.
Mi corazón no está contento.

Se describe aquí a un andariego que, exteriormente, sabe conformarse, aun cuando interiormente es fuerte e intempestivo. Por eso encuentra al menos un albergue donde pueda morar. También logra adquirir bienes. Pero no se siente en seguridad con su posesión. Ha de estar siempre en guardia, dispuesto a defenderse a mano armada. Por eso no se siente cómodo. En todo momento tiene conciencia de ser un extraño en tierra extraña.

Seis en el quinto puesto significa:
Dispara sobre un faisán. Con la primera flecha cae.
Finalmente esto le rinde alabanzas y un cargo.

Los estadistas viajeros solían presentarse ante los príncipes mediante el obsequio de un faisán. En este caso el andariego desea entrar al servicio de un príncipe. Con este motivo dispara sobre un faisán y lo derriba al primer tiro. Así encuentra amigos que lo elogian y recomiendan, y es finalmente aceptado por el príncipe que le confiere un cargo.

A veces las circunstancias mueven a un hombre a buscar su hogar en tierra extranjera. Si uno sabe aprovechar la situación e introducirse del modo debido, podrá encontrar aun en el extranjero un círculo de amigos y un ámbito para su actuación.

Al tope un nueve significa:
Al pájaro se le quema el nido:
El andariego primero ríe,
luego tiene motivos de quejarse y llorar.
En su ligereza pierde la vaca. ¡Desventura!

La imagen del pájaro al que se le incendia el nido muestra la pérdida del lugar de descanso. Si el pájaro, durante la construcción de su nido, procedió con ligereza y falta de cuidado, podrá pasarle esa desgracia.
Lo mismo puede esperar también el andariego. Si se abandona a bromas y risas no acordándose que es sólo un andariego, tendrá por qué lamentarse y llorar más tarde.
Pues cuando debido a su ligereza pierde uno su vaca, esto es, su modesta capacidad de adaptación, el mal será la consecuencia.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

Feng / La Plenitud




en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



arriba Chen, Lo Suscitativo, el trueno
abajo Li, Lo Adherente, la llama



Chen es el movimiento; Li es la llama, cuya virtud es la claridad. En lo interno claridad, hacia fuera movimiento, esto da grandeza y plenitud. Es una época de alta cultura la que este signo representa. Pero, ciertamente, la circunstancia de que se trata de una culminación ya insinúa también la idea de que semejante estado extraordinario de plenitud no podrá mantenerse en forma duradera.

EL DICTAMEN

La plenitud tiene éxito.
El rey la alcanza.
No estés triste; debes ser como el sol al mediodía.

No cualquier mortal esta predestinado a promover una época de máxima grandeza y plenitud. El que pueda lograr semejante cosa ha de ser un soberano nato que gobierna a los hombres, pues su voluntad se orienta hacia lo grande. Una época de tal plenitud es, por lo general, breve. Un sabio bien podría entristecerse tal vez en vista del ocaso que habría de producirse a continuación. Pero semejante tristeza no le cuadra. Únicamente un hombre interiormente libre de preocupación y aflicción es capaz de hacer surgir una época de plenitud. Él habrá de ser como el sol al mediodía, que alumbra y alegra todo lo que hay bajo el cielo.

LA IMAGEN

Trueno y rayo llegan ambos: la imagen de la plenitud.
Así el noble decide los procesos judiciales y ejecuta los castigos.

Este signo tiene cierta afinidad con el signo “la mordedura tajante”, Nº 21 donde igualmente se juntan trueno y rayo, aunque en secuencia inversa. Mientras que allí se fijan las leyes, aquí se ejecutan y se aplican. La claridad en el interior posibilitan un examen exacto de las posibilidades, y la conmoción en lo exterior procuran una severa y precisa ejecución de las penas.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Cuando uno se encuentra con el amo que le está destinado,
podrá pasar junto a él diez días y no será una falta.
Acudir obtiene reconocimiento.

Para dar lugar a una época de plenitud es necesario que a la claridad se una un enérgico movimiento. Allí donde se encuentran esas dos cualidades en dos personas, estas se corresponden mutuamente y aun cuando en el tiempo de la plenitud se juntan durante todo un periodo de ese ciclo, no será demasiado y no constituirá una falta. Por eso será bueno acudir para actuar: se obtendrá el reconocimiento.

Seis en el segundo puesto significa:
La cortina tiene tan densa plenitud
que al mediodía se ven las estrellas polares.
Acudiendo se encontrará desconfianza y odio.
Si uno lo despierta con la verdad, llega la ventura.

Sucede a menudo que entre el gobernante que desea lo grande y el hombre que podría ejecutarlo, se introduzcan intrigas y rencillas partidistas cuyo efecto es entenebrecedor como un eclipse solar. En estos casos, en lugar del sol se ven en el cielo las estrellas polares. El soberano es desplazado hacia la sombra por un partido que ha usurpado el dominio. Si en una época semejante quisiera un emprender algo con energía se toparía tan solo con desconfianza y envidia que imposibilitarían todo movimiento. Luego es cuestión de mantenerse interiormente al servicio del poder de la verdad la que finalmente se mostrara tan fuerte que en lo invisible influirá sobre el soberano, de modo que todo se torne hacia el bien.

Nueve en el tercer puesto significa:
El matorral tiene tal plenitud
que al mediodía se ven las pequeñas estrellas.
El se rompe el brazo derecho. Ningún defecto.

Se describe aquí como símbolo el progresivo ocultamiento del sol. En este punto el eclipse alcanza la totalidad, de ahí que se perciban hasta las pequeñas estrellas.
Traducido a circunstancias sociales, el príncipe esta en este caso tan entenebrecido que aun la gente más insignificante puede llegar a destacarse. En tal caso a un hombre capaz, que podría ser la mano derecha del soberano, le resulta imposible emprender algo. Es como si esa mano estuviese quebrada. Pero no es por su culpa si de este modo se ve impedido de actuar.

Nueve en el cuarto puesto significa:
La cortina tiene tal plenitud
que al mediodía se ven las estrellas polares.
El se encuentra con su amo que es su par. ¡Ventura!

Aquí las tinieblas ya están disminuyendo por eso todo lo que mutuamente se corresponde, se junta. También en este caso ha de encontrarse la complementación: a la alegría de actuar debe de unirse la necesaria sabiduría. Entonces todo ira bien. Aquí se toma en cuenta una complementación inversa de la que se observa en el texto del primer trazo. Allí la sabiduría habría de complementarse con la energía, aquí es la energía a la que debe unirse la sabiduría.

Seis en el quinto puesto significa:
Llegan líneas, se acerca la bendición y la gloria. ¡Ventura!

El hombre gobernante es modesto y por lo tanto abierto al consejo de los capaces. Así se allega a su ámbito hombres que le encarecen las líneas orientadoras de la actuación. Esto promueve el advenimiento de las bendiciones, la gloria y la ventura para el y todo el pueblo.

Al tope un seis significa:
Su casa se halla en plenitud.
El oculta a su clan.
Espía a través del portón y ya no advierte a nadie.
Durante tres años no ve nada. ¡Desventura!

Se describe aquí a un hombre que por su soberbia y amor propio alcanza lo contrario de aquello que aspira. Busca plenitud y esplendor para su vivienda. A toda costa pretende ser el amo en su casa. Pero con ello consigue que su familia se aparte del de modo que finalmente se encuentra en la más absoluta soledad.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9